Tanto las protestas favorables como las contrarias al mandatario registraron adhesiones significativamente más tímidas que las de los domingos anteriores y transcurrieron también de modo más pacífico.
Las manifestaciones suceden cuando el cerco judicial a la familia Bolsonaro se aprieta debido al apresamiento preventivo este jueves de un antiguo estrecho colaborador del hoy senador Flávio Bolsonaro, primogénito del presidente.
El ex policial Fabrício Queiroz, quien era también cercano al mandatario, es sospechoso de ser intermediario en un esquema corrupto de confisco de salarios de colaboradores del gabinete de Flávio que operó al menos entre 2016 y 2017 con la finalidad de beneficiar al propio legislador cuando era diputado de Río de Janeiro.
MASIVA. La mayor protesta tuvo lugar en Brasilia, la capital del país, donde partidarios y detractores de Bolsonaro se concentraron desde primera hora en la Explanada de los Ministerios, sede administrativa del Ejecutivo.
Tras tres domingos consecutivos de duros enfrentamientos entre los dos grupos, la Policía reforzó la seguridad para evitar los violentos disturbios que se registraron en diversas ciudades del país en las últimas semanas. En tanto, cada uno de los actos marchó de forma pacífica en vías opuestas, aunque se encontraron enfrente al Parlamento, donde había un cordón sanitario para separarlos.
Sin embargo, no se registraron actos de violencia significativos. Hubo pequeños incidentes que rápidamente controlaron los policías.
Manifestantes contrarios a Bolsonaro, reunidos en torno a movimientos sociales, antifascistas y antirracistas, sostenían pancartas que tildaban al líder ultraderechista de “fascista” y pedían la destitución del mandatario por su política “genocida” en medio de la pandemia del coronavirus.
“Quedó muy claro, y ampliamente divulgado, que la mayoría de los brasileños no apoya esa política asesina del Gobierno”, dijo Danilo Pássaro, director de la hinchada organizada del Corinthians y líder del movimiento Somos Democracia.
Mientras, partidarios de Bolsonaro llevaban banderas de Brasil y EEUU y clamaban por una intervención militar, la “no interferencia de China en la política” del país y el cierre del Congreso y de la Corte Suprema.
“El Supremo está tomando las riendas y está ejerciendo de Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Es la hora de cohibir esos abusos, porque lo que está pasando es un abuso”, expresó el abogado Geraldino Santos Nunes.
A diferencia de otras ocasiones, Bolsonaro no acudió a las protestas, pues viajó a Río de Janeiro para un acto privado.
Algunos pocos manifestantes también protestaron en las ciudades de Belo Horizonte y Sao Paulo, ambas en el sureste, de forma pacífica.
Pandemia se acelera
Las protestas de ayer se dieron en momentos en que la pandemia del coronavirus se acelera en Brasil y dejó ya 50.600 muertos y 1.084.000 de infectados. El gigante suramericano es el segundo país más afectado del mundo por el patógeno, detrás de EEUU. Tras registrar durante cinco jornadas consecutivas más de 1.000 decesos diarios, así como récord de casos en 24 horas, el país confirmó la veloz expansión del virus, lo que llevó a que varios municipios volvieran a endurecer las medidas restrictivas en medio de la reapertura gradual iniciada en junio. EFE