EFE
CONCEPCIÓN, CHILE
Saqueos y dolor por las víctimas y por el descubrimiento de más destrucción se combinaban con un lento retorno a la normalidad, al día siguiente del sismo que sembró de muerte y desolación el centro y sur de Chile.
La pesadilla vivida el sábado durante dos eternos minutos se revivió ayer a las 8.28 horas con un sismo de 6,2 grados Richter que sacudió la misma zona afectada por el terremoto de más de 8 grados que causó más de 700 muertos, 2 millones de damnificados y daños aún no cuantificados.
Mientras las regiones del sur seguían sin agua potable, electricidad ni combustibles, con las comunicaciones afectadas por frecuentes cortes y con episodios de saqueos, la vida en Santiago empezó a dar señales de normalidad.
DESESPERACIÓN. En Concepción, una de las ciudades más afectadas, personas desesperadas saquearon un supermercado de la cadena Líder, propiedad de la estadounidense Wal Mart, donde la mayoría se apropió de alimentos y otros artículos de primera necesidad, aunque algunos aprovecharon para robar electrodomésticos, televisores y equipos de sonido.
La Policía empleó gases lacrimógenos para dispersar a los saqueadores, aunque después autorizó a las mujeres a que entraran al establecimiento para sacar comida, leche, pañales, papel higiénico y otros productos básicos.
La alcaldesa de la ciudad, Jacqueline van Rysselberghe, exigió al Gobierno el envío de militares para restablecer el orden. “Se necesitan marinos y militares en las calles, porque hay un caos”, señaló Van Rysselberghe a Radio Cooperativa.
La alcaldesa criticó a las autoridades por no enviar con rapidez bomberos y equipos para rescatar a los supervivientes de un edificio de 14 pisos que se desplomó en el centro de Concepción.
“Fue impresionante”, contó uno de los moradores que logró escapar, quien precisó que el inmueble comenzó a oscilar y después “se dobló sobre sí mismo” y cayó.
La estructura, que tenía 80 departamentos, presenta ahora una altura equivalente a tres pisos y entre los escombros, según la alcaldesa, quedaron atrapadas entre 80 y cien personas, algunas de las cuales pueden estar vivas todavía.
CRÍTICA A CONSTRUCTORAS. El obispo católico Alejandro Goic, presidente de la Conferencia Episcopal, criticó a las empresas que, “por ahorrarse unos pesos”, construyen edificios que se convierten en trampas para sus moradores porque no son los idóneos para “un país sísmico”.
El dolor por la tragedia se acentuó al conocerse lo ocurrido en algunas localidades costeras de la región del Maule, destruidas por un maremoto que sobrevino veinte minutos después del sismo.
En la localidad de Constitución, la ola arrasó numerosos restaurantes, pubs, discotecas, hosterías y hoteles turísticos situados frente a la playa.
“Todo desapareció; salvé sólo lo que llevaba puesto”, dijo a Radio Cooperativa uno de los afectados, mientras la televisión mostraba muebles, bicicletas, sillas, juguetes, vehículos y otros objetos que la ola desperdigó en la playa al recogerse.
Unos camiones pesados cargados de madera fueron arrastrados hasta lo alto de un cerro por la ola gigante, que también causó estragos en las localidades de Pelluhue e Iloca, entre otras.
ORDENAN ENTREGAR LOS ALIMENTOS GRATIS
El Gobierno chileno ordenó la entrega gratuita de alimentos de primera necesidad en la zona devastada el sábado por un sismo de 8,8 grados, anunció ayer Michelle Bachelet, tras los saqueos a supermercados. “Vamos a garantizar la entrega gratuita de todos los productos de primera necesidad” en las zonas afectadas, dijo la mandataria al mostrar su preocupación por la situación de saqueos, que se han presentado en la ciudad de Concepción, 500 km al sur de Santiago, epicentro del terremoto, que dejó 708 muertos, según un nuevo balance. Bachelet también señaló que en dos regiones del sur -Biobío y Maule- se declaró el estado de excepción de catástrofe por 30 días, con lo cual se busca “garantizar el orden público y acelerar la entrega de ayuda”. Para ello se desplaza a la zona un contingente policial, aunque sin citar el número de efectivos.