En efecto, señaló el Papa, «cuando Jesús explicaba en las parábolas cómo era el reino de Dios, utilizaba siempre palabras serenas, tranquilas» y utilizaba «también figuras que decían que el reino de Dios estaba escondido». Así, Jesús compara el reino a «un mercader que busca perlas finas aquí y allá» o bien, a «otro que busca un tesoro escondido en la tierra».
En el relato de San Lucas, Jesús vuelve a lanzar su discurso y pregunta: «¿Vosotros queréis ver el reino de Dios?». Y explica: «Os dirán: ¡Está allá! o ¡está aquí! ¡No vayáis! ¡No les sigáis! Porque el reino de Dios vendrá como el fulgor del relámpago, en un instante». Sí, «se manifestará al instante, está dentro».
El Papa sugirió un breve examen de conciencia preguntando: «¿Tú eres cristiano? ¡Sí! ¿tú crees en Jesucristo? ¡Sí! ¿crees en los sacramentos? ¡Sí! ¿crees que Jesús está allí y que ahora viene aquí? ¡Sí, sí, sí!». Y, entonces, «¿por qué no vas a adorarlo, por qué no vas a la misa, por qué no comulgas, por qué no te acercas al Señor», para que su reino «crezca» dentro de ti? Por lo demás, afirmó, «el Señor jamás dice que el reino de Dios es un espectáculo». Cierto, explicó, «es una fiesta, pero es distinto. Es una fiesta bellísima, una gran fiesta. Y el cielo será una fiesta, no un espectáculo».
El Papa concluyó invitando a pedir «al Señor esta gracia de cuidar el reino de Dios que está dentro de nosotros y en medio de nosotros y de nuestras comunidades: Cuidarlo con la oración, la adoración, el servicio de la caridad, silenciosamente».
(Frases extractadas de http://www.vatican.va).