Jazmín sabe cuando esos momentos llegan. También sus hijos. “La época de la crecida fue la más difícil. En ese tiempo nos manejábamos en bote, todo a remo. La mamá era el transporte”.
Jazmín, pobladora del Banco San Miguel (Bañado Norte), llevaba temprano a su marido para tomar la lancha que llegaba al puerto Asunceno desde el Mbiguá.
Luego realizaba el mismo trayecto y el mismo destino para dejar a sus hijos que iban a la escuela a la otra orilla. “Yo era el transporte escolar hasta que ellos aprendieron a remar”, cuenta.
Encargarse del transporte sirvió para que sus hijos aprendan, dice. “Eso les enseñó a ellos la responsabilidad, porque la mayoría en el barrio abandonó el colegio”, relata Jazmín.
Ser presidenta de la comisión vecinal del barrio fue otra enseñanza. Actualmente ellos forman parte del grupo juvenil, comenta.
Jazmín recuerda que sus hijos eran pequeños en la última gran crecida. “Como eran chicos les parecía un juego lo que pasaba. Pero era un momento difícil”.
La valiosa lección que les quedó a sus hijos de aquel momento fue aprender a compartir lo que tenían.
Revela también que en esta ocasión, que se anuncia una nueva inundación, la organización de la comunidad está mejor.
Más que cumplir materialmente, la parte emocional resulta ser lo más difícil, señala desde su punto de vista Jazmín. “Ser mamá es un trabajo muy difícil, nadie te enseña cómo serlo. Todos te dicen la maravilla de lo que es tener un hijo, pero nadie está preparada”.