EFE
El nuevo escándalo de corrupción fue revelado este lunes por el órgano de combate a los monopolios que informó haber abierto una investigación contra las constructoras por formación de cartel, es decir por haberse organizado para manipular las licitaciones públicas para la construcción de líneas de metro y monorraíl durante al menos 16 años.
El Consejo Administrativo de Defensa Económica (Cade), órgano vinculado al Ministerio de Hacienda, dijo que el proceso fue abierto con base en las informaciones, documentos y pruebas ofrecidas por la constructora Camargo Correa, una de las integrantes del cartel y que firmó un acuerdo para colaborar con las investigaciones.
De acuerdo con lo revelado por los ejecutivos y exejecutivos de Camargo Correa en el acuerdo que firmaron el pasado martes con la Fiscalía, el cartel operó entre 1998 y 2014, involucró directamente a las cinco mayores constructoras de Brasil y funcionó de la misma forma que el que permitió los desvíos en Petrobras.
Los principales integrantes del cartel, según la confesión, fueron Odebrecht, Andrade Gutierrez, Camargo Correa, OAS y Queiroz Galvao, cinco de los mayores protagonistas de la red de corrupción que desvió recursos de la petrolera estatal por una década.
Ejecutivos de las cinco empresas ya fueron condenados por su responsabilidad en las corruptelas en Petrobras y admitieron, en acuerdos de colaboración, que montaron un cartel para repartirse los principales contratos de la petrolera, que se adjudicaban mediante el pago de sobornos a ejecutivos de la estatal y a los políticos que amparaban sus nombramientos.
El contrato para repartirse las obras del metro, sin embargo, fue montado mucho antes y funcionó por más tiempo, según lo revelado por Camargo Correa.
Hasta ahora tan solo existe una investigación administrativa contra los acusados por el delito de cartel, pero las revelaciones de Camargo Correa pueden dar origen a un nuevo escándalo de grandes dimensiones y a numerosos procesos penales contra los gobernadores de los estados implicados.
Según el Cade, la empresa denunciante afirmó que el cartel manipuló durante los últimos 16 años licitaciones públicas para “proyectos de infraestructura de transporte de pasajeros sobre rieles (especialmente metro y monorraíl) en ciudades de siete estados brasileños y en el Distrito Federal”.
Entre las obras de las que posiblemente fueron desviados recursos figuran las líneas de metro de las ciudades de Fortaleza, Salvador, Río de Janeiro, Brasilia, Porto Alegre, Belo Horizonte, Curitiba y cuatro líneas del metro de Sao Paulo.
El propio Cade admitió que la nueva investigación es una derivación de la llamada Operación Lava Jato, la investigación que destapó la gigantesca red de corrupción que operaba en Petrobras.
El Cade recordó que los investigadores de la Operación Lava Jato ya habían aprehendido documentos con referencias a un “Tatu Tenis Clube” en la que sus entonces cinco integrantes reciben el nombre de conocidos tenistas mundiales.
Camargo Correa ató los hilos al admitir que “Tatu Tenis Clube” fue el nombre que los cinco integrantes del cartel le dieron a la organización para poder abordar los asuntos en correos electrónicos sin destapar sospechas.
Tatu (topo) es una referencia a una gigantesca máquina perforadora usada en la construcción de túneles y que en Brasil solo la poseen las cinco constructoras implicadas en el escándalo.
Los ejecutivos de Camargo Correa dijeron en su confesión que el cartel también involucró a otras cuatro empresas menores pero el Cade asegura que otras diez firmas también podrán ser investigadas, entre las que citó a multinacionales como Alston y Siemens.
Según las confesiones, inicialmente, entre 1998 y 2004, Camargo Correa, Andrade Gutierrez y Odebrecht, “intentaron dividirse entre sí grandes proyectos, principalmente aquellos que, considerando la elevada exigencia técnica, los convertían en los únicos competidores viables”.
En una segunda fase, entre 2004 y 2008, OAS y Queiroz Galvao se sumaron al cartel.
El período de mayor actuación fue entre 2008 y 2014 debido a que en esta época el Gobierno puso en marcha un ambicioso proyecto para la construcción de infraestructuras y fueron contratadas diferentes obras para el Mundial de fútbol que Brasil organizó en 2014 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016.