22 ene. 2025

Elogian función de los abuelos y fustigan cultura del descarte

‘’La ancianidad no es un tiempo inútil en el que nos hacemos a un lado, abandonando los remos en la barca, sino que es una estación para seguir dando frutos.’’

Con este mensaje del papa Francisco, monseñor Adalberto Martínez, arzobispo de la Santísima Asunción, saludó el domingo a los adultos mayores durante la conmemoración de la II Jornada Mundial de los abuelos y los mayores.

La Catedral Metropolitana recibió ayer a los representantes de la Pastoral de Adultos mayores de la Arquidiócesis, de distintas asociaciones de adultos mayores, de jubilados, hogares y centros educativos, así como las galoperas de Punta Karapã.

El arzobispo destacó la responsabilidad de los adultos mayores, de los abuelos -que cada vez más son prematuros y no precisamente mayores- para la sociedad, la unidad de la familia y la transmisión de la fe.

Recordó que son los abuelos quienes en muchas ocasiones crían a sus nietos, los famosos ‘‘abuela memby’’, a causa de la falta de tiempo de los padres que trabajan o viajaron al exterior en busca de una mejor vida para sus hijos.

‘‘Hemos afinado nuestra humanidad haciéndonos cargo de los demás, y hoy podemos ser maestros de una forma de vivir pacífica y atenta con los más débiles’’.

La II jornada mundial impulsada por el papa Francisco, coincide con la fiesta de San Joaquín y de Santa Ana, los padres de María y por tanto los abuelos de Jesús. La fiesta de ambos santos se conmemora el 26 de julio.

El papa Francisco, en su mensaje para los adultos mayores titulado En la vejez seguirán dando fruto (Sal 92, 15), propone a los abuelos una revolución a no tener miedo a la ancianidad, a seguir adelante con la esperanza y cuestionó la cultura del descarte, de mantener lejos a los ancianos, en instalaciones donde se los cuide sin hacernos cargo de sus preocupaciones,

‘‘En realidad, una larga vida —así enseña la Escritura— es una bendición, y los ancianos no son parias de los que hay que tomar distancia, sino signos vivientes de la bondad de Dios que concede vida en abundancia. ¡Bendita la casa que cuida a un anciano! ¡Bendita la familia que honra a sus abuelos!’’, dice el papa Francisco.

Monseñor Adalberto Martínez alentó a los adultos mayores presentes a seguir dando frutos, poniendo como ejemplo al propio Pontífice, recordando que él debía de jubilarse a los 75 años como arzobispo de Buenos Aires, cuando va al conclave y es elegido Papa.

‘‘Y ahora él está siempre de viaje, aunque con los achaques sigue rejuveneciéndonos con sus mensajes, con su espiritualidad y su testimonio de vida donde realmente nos recuerda que también a esa edad la vida florece, da esperanza y no deja de florecerse.

Hay árboles ancestros que no dejan de florecer y regalar fragancias renovadas, el papa Francisco es un ejemplo’’.