El papa Francisco a propósito de la lectura de hoy dijo: “Jesús nos habla de fiesta, fiesta esponsal, y dice: ¡Pero estamos en tiempo de fiesta! Hay algo nuevo aquí, ¡hay una fiesta! Algo que era anticuado y algo que se renueva, que se hace nuevo.
Y es curioso que Jesús al final recurra a la imagen del vino, hasta tal punto que cuando se lee este pasaje no se puede dejar de relacionar esta fiesta esponsal con el vino nuevo de Caná.
En el fondo, es todo un símbolo, que nos habla de novedad. Sobre todo cuando Jesús dice: El vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Por lo tanto, a vino nuevo, odres nuevos. Aquí está la novedad del Evangelio. Por lo demás, ¿qué nos trae el Evangelio? Alegría y novedad.
En cambio estos doctores de la ley estaban encerrados en sus preceptos, en sus prescripciones. Hasta tal punto que San Pablo, hablando de ellos, nos dice que antes que llegara la fe, es decir, Jesús, todos nosotros estábamos custodiados como prisioneros bajo la ley.
Pero esta ley no era mala: Custodiados pero prisioneros, en espera de que llegara la fe. Precisamente, la fe que se revelaría en Jesús mismo.
Y esto es también lo que Jesús quiere decirnos: ¿Qué hacemos ahora, Jesús? La respuesta es: A la novedad, novedad; a vino nuevo, odres nuevos.
Por esta razón no hay que tener miedo de cambiar las cosas según la ley del Evangelio, que es una ley de la fe. San Pablo distingue bien: Hijos de la ley e hijos de la fe. A vino nuevo, odres nuevos.
A la pregunta de esos fariseos y escribas, Jesús responde: “No podemos ayunar como ustedes mientras estamos de fiesta. Días vendrán en que les será arrebatado el esposo”.
Y al decir esto, pensaba en su pasión, pensaba en el tiempo de la pasión de tantos cristianos, incluso de nuestras pasiones, en las que estará la cruz.
(Frases extractadas de https://www.pildorasdefe.net/liturgia/evangelio-del-dia-que-el-amor-siempre-supere-la-fuerza).