20 abr. 2024

El último superviviente del boom latinoamericano

El legado literario de Mario Vargas Llosa es incuestionable; su legado político, sin embargo, es controvertido.

El legado literario de Mario Vargas Llosa es incuestionable; su legado político, sin embargo, es controvertido.

AFP

El hispanoperuano Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura en 2010, elegido miembro de la Academia Francesa, es el último representante de la generación dorada de la literatura latinoamericana.

Escritor universal a partir de la compleja realidad peruana, Vargas Llosa formó parte del llamado ‘boom’ latinoamericano junto con otros grandes como el colombiano Gabriel García Márquez, el argentino Julio Cortázar o los mexicanos Carlos Fuentes y Juan Rulfo.

Admirado por su descripción de las realidades sociales en obras maestras de la literatura como La ciudad y los perros o La fiesta del chivo, en el plano político sus posiciones liberales han suscitado hostilidad en un medio intelectual que tiende mayormente a la izquierda.

“Los latinoamericanos somos soñadores por naturaleza y tenemos problemas para diferenciar el mundo real y la ficción. Es por eso que tenemos tan buenos músicos, poetas, pintores y escritores, y también gobernantes tan horribles y mediocres”, dijo poco antes de recibir el Nobel en 2010

Nacido en la sureña ciudad peruana de Arequipa el 28 de marzo de 1936 en una familia de clase media, fue educado por su madre y sus abuelos maternos en Cochabamba (Bolivia) y luego en Perú.

Tras sus estudios en la Academia Militar de Lima obtuvo una licenciatura en Letras y dio muy joven sus primeros pasos en el periodismo.

Se instaló en 1959 en París, donde se casó con su tía política Julia Urquidi, 10 años mayor (que inspiraría más tarde La Tía Julia y el escribidor) y ejerció varias profesiones: traductor, profesor de español y periodista de la Agence France-Presse.

Años después, rompió con Urquidi y se casó con su prima hermana y sobrina de su ex mujer, Patricia Llosa, con quien tuvo tres hijos y cincuenta años de relación.

Vargas Llosa se divorció de Patricia tras iniciar en 2015, con casi 80 años, un romance con una conocida personalidad del mundo madrileño, Isabel Preysler (ex mujer del cantante Julio Iglesias).

LOS JEFES

Su larga carrera literaria despuntó en 1959, cuando publicó su primer libro de relatos, Los jefes, con el que obtuvo el Premio Leopoldo Alas. Pero cobró notoriedad con la publicación de la novela La ciudad y los perros, en 1963, seguida tres años después por La casa verde.

Su prestigio se consolidó con su novela Conversación en la Catedral (1969).

Siguieron después Pantaleón y las visitadoras, La tía Julia y el escribidor, La guerra del fin del mundo, ¿Quién mató a Palomino Molero?, Lituma en los Andes y El pez en el agua (memorias de su campaña electoral), La fiesta del Chivo o El sueño del celta, publicada poco antes de recibir el Nobel.

Ya entonces advirtió el autor peruano que quería seguir escribiendo hasta el último día de su vida y cumplió con su palabra con la publicación de obras como El héroe discreto o Tiempos recios, sobre la agitada historia reciente de Guatemala que le valió el Premio Francisco Umbral de Novela.

Con su obra traducida a 30 lenguas, Vargas Llosa ha sido galardonado con los premios Cervantes, Príncipe de Asturias de las Letras, Biblioteca Breve, el de la Crítica Española, el Premio Nacional de Novela del Perú y el Rómulo Gallegos.

Si su legado literario es incuestionable, su legado político es controvertido.

LA REVOLUCIÓN

Políticamente fue seducido por Fidel Castro, pero en 1971 rompió con la revolución castrista ante el caso del poeta Heberto Padilla, obligado por el régimen a hacer una “autocrítica”.

Fue candidato a la presidencia de Perú en 1990. Era favorito hasta que apareció el entonces desconocido agrónomo Alberto Fujimori, quien resultó finalmente electo. Su participación desde entonces en la política peruana ha sido marginal.

Tuvo una estrecha amistad con el escritor colombiano Gabriel García Márquez que terminó abruptamente en un incidente confuso que ambos han preferido no tocar. “Que los biógrafos se encarguen de ese tema”, dijo alguna vez Vargas Llosa.

La plenitud que Vargas Llosa reconoce en su vida literaria contrasta con las frustraciones que ha vivido en su vida política. Después de su fracaso político, volvió a las letras, de donde –según manifestó– nunca debió salir.

Pero no se mantiene ajeno a la evolución de la política mundial, arremetiendo en los últimos años contra el populismo, “la enfermedad de la democracia”, donde incluye desde el chavismo y el castrismo, a la ultraderecha y la izquierda radical europea o el nacionalismo independentista catalán.

Mario Vargas Llosa obtuvo la nacionalidad española en 1993.

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