15 jun. 2025

El TSJE, una institución incomprendida

Por Mario Rubén Álvarez | alva@uhora.com.py<br/><br/> No hay una institución pública tan espectacular ni notoria como el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE). A esta altura, de acuerdo a los “pergaminos” que va cosechando a velocidad de cobrador de inicios de mes, ha dejado de ser ya la institución organizadora y juzgadora de elecciones. Es, lisa y llanamente, una agencia de empleos.<br/><br/> Los que le critican por abultar la barriga de la contratación de personal a cada minuto, están equivocados. Casi no existe organismo público que compita en sensibilidad social con el TSJE. <br/><br/>Si su complicidad con los legisladores tuviera mayor alcance en términos de asignación de fondos para remunerar a tekoreis – perdón, funcionarios electorales– , hace rato hubiera empleado hasta a la sombra nocturna de cada uno de los políticos que piden favores a cambio de favores. <br/><br/>El informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) – nada menos que organismo regional de las Naciones Unidas– dice que el 60 por ciento de la población paraguaya es pobre. Y que el 30 por ciento es mboriahu apî, categoría en la que están los que comen – si comen– día de por medio. <br/><br/> Los datos oficiales de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC) son más optimistas con respecto al porcentaje de los que arañan la vida. No desconocen, sin embargo, que una de las heridas engangrenadas del Paraguay es la pobreza.<br/><br/> Una de las causas del no acceso a la satisfacción de las necesidades básicas es el desempleo. Por eso es que la gente emigra a España, Buenos Aires o los Estados Unidos de América.<br/><br/> Ante esta situación, el TSJE – aunque no le competa– despliega su generosidad. ¿Quién puede dudar de la grandeza de espíritu del Dr. Juan Manuel Morales, que ya empezó a ejercitar su altruismo cuando era abogado del Banco do Brasil, en tiempos de la dictadura?<br/><br/> Lo que la institución electoral hace es disminuir el índice de desempleo. De lo contrario, los operadores políticos se hubieran dedicado al asalto a mano armada. Es mejor que lo hagan sin derramar sangre, figurando en una planilla. ¿Qué puede importar que no se sepa dónde fueron comisionados casi 3.000 funcionarios, si están cobrando puntualmente y evitando más conflictos sociales? <br/><br/> La convicción de patriotismo del TSJE – que, dicho sea de paso, solo actúa en el marco de la ley al emplear a los que los partidos y políticos piden que se les pague sueldo en base a sus cupos– es tan grande que no retrocede ante las críticas. Al ataque con misiles que apareció del lado de la Contraloría, respondió con un alud de nuevos contratados. Eso se llama coraje y no ka′i rendyva. La aprobación en Diputados del juicio político a Alberto Ramírez Zambonini fue mera coincidencia. Nadie, en su sano juicio, puede cuestionar el dar empleo en diciembre para que las mesas de cientos de hogares sean bendecidas con pandulces y sidras, no maldecidos por lágrimas.<br/><br/> Como las sensibilidades alertas al bien hallan contrapartidas en el mismo sentido, el TSJE encuentra sus aliados en la mayoría de los parlamentarios. Los diputados y senadores luego son tan entregados a las causas nobles que siempre posponen sus intereses personales. No hace falta hacer desfilar ejemplos: la opinión pública conoce de sobra que esa afirmación es verdadera. <br/><br/> Aun cuando la incomprensión pague los nobles gestos del TSJE y los legisladores, alguna vez la historia les hará justicia. Y los pondrá, como mínimo, en la llanura. <br/><br/>