Dietmar Müller y Liduvina Díaz de Müller son los propietarios del troncomóvil. A diferencia de Pedro y Vilma Picapiedra, esta pareja que lleva unida más de 30 años no utiliza los pies como motor para hacer andar el rodado, que usa neumático en reemplazo de una rueda de piedra, como en el dibujo.
De nacionalidad alemana, Dietmar, el ensamblador de este vehículo, llegó a Paraguay hace 35 años y decidió quedarse cuando encontró el amor en una paraguaya.
El troncomóvil fue concebido en un momento en el que Dietmar, de 75 años, guardaba reposo aquejado de una enfermedad. Mientras realizaba una limpieza y ordenaba cosas, encontró en una revista alemana el diseño y las indicaciones para fabricar el rodado.
Es así que la casa donde vive la pareja en el barrio Puerto Pabla de Lambaré se convirtió en el taller. El señor Müller empezó a reunir las piezas de mecánica y de madera, puso manos a la obra y el ensamblaje y nació el troncomóvil.
Proceso. Liduvina no entendía lo que su marido hacía juntando tantos materiales, pero, conociéndolo bien, sabía que el reposo no lo dejaría con los dedos dando vueltas.
“Empezó a juntar los materiales. La base del auto compramos de Brasilia, lo demás es reciclado. Yo le decía: '¿Para qué traes tanta takuara?’. Y él no me contaba lo que estaba haciendo”, relató la señora Liduvina.
La presencia del peculiar vehículo llamó la atención de los visitantes de la Costanera José Asunción Flores. Quienes conocieron la serie de animación recordaron la famosa expresión ¡Yabba Dabba Do! del personaje Pedro Picapiedra y las situaciones e inventos de la prehistoria en donde había autos impulsados con los pies.
Un regalo para los niños en su día
La presencia del troncomóvil en la Costanera de Asunción el domingo fue parte de un sondeo para dar forma a una idea que Dietmar Müller y Liduvina Díaz Müller desean aplicar más adelante. La pareja dijo a ÚLTIMAHORA.COM que el recorrido por la avenida se hizo con miras al Día del Niño, pues piensan en contratar un chofer para que ese día, 16 de agosto, pueda pasear a los niños que visiten el lugar. Todo esto de manera gratuita, con el fin de darles horas de alegría a los más pequeños y al mismo tiempo agradecer a Cristo por la recuperación del señor Dietmar, el fabricante del rodado.