“Trato de filmar como respiro”, manifiesta la cineasta Paz Encina al referirse a su postura como directora. “Toda mi forma de ver el mundo está en mis películas”, explica, una mirada que empezó a construirse en 1998, en la Universidad del Cine en Buenos Aires.
Allí, al terminar un cortometraje se sorprendió al ver que era “terriblemente porteño”. “‘¿Qué me pasó?’, me preguntaba. Entonces, cuando volví hice el corto Hamaca Paraguaya, de 8 minutos. Fue un trabajo en el que experimenté mucho, sobre todo a nivel temporal, y al terminar, la sensación fue hermosa”, comenta, al agregar que en ese momento sintió por primera vez: “Así es, así yo miro, así yo pienso, así yo siento”.
En esa experiencia se encontró con los tiempos, la espera y la pérdida, elementos en los que se reconoció y con los que desde entonces trabaja en sus películas, tal como en EAMI, estrenada hace unas semanas en Asunción. La cinta gira en torno a los ayoreos, y explora al acompañar a una niña por la selva, la memoria de un pueblo que tuvo que dejar su lugar de origen, un monte cada vez más pequeño, para adaptarse a la vida de los “coñones”, término que significa “insensible” o “insensato” y es utilizado por estos para referirse a los “civilizados”.
Perspectiva. “Siento que es parte de mi forma de mirar el mundo. Firme, con tiempo y también en esos momentos siento como que la cámara es mitad cámara, mitad raíz que sale de una tierra que busca ver lo que hay afuera. Es la naturaleza, solamente hay que mirar, oler, escuchar, sentir, todo lo demás está ya dado”, explica la cineasta al referirse al lenguaje cinematográfico empleado en EAMI.
En ese sentido, agrega que consideró no usar tanto movimiento de cámara ya que de esa manera “la intención a invitar al otro se perdería”. “Sentí que había algo más grande que inclusive lo que la cámara podía captar, y cada plano fue como una reverencia ante esto”, manifiesta.
Mirada. Otros aspectos bastante explorados por la cineasta en su película son los rostros y las miradas. “EAMI remarca la importancia de poder mirarnos, además, está el desafío de abrir los ojos, de saber quiénes somos, de recordar y mostrar a los otros lo que hemos visto. Es tan importante mirarnos las caras y la expresión facial me parece fundamental, quizá lo más importante, es dónde nos leemos unos a otros, dónde nos reconocemos o dónde nos dejamos de reconocer”, señala.
Desde esa perspectiva, Paz afirma que la experiencia humana en sí misma es algo que la sensibiliza. “La condición humana, ese momento en el que todos pareciera que somos todos al mismo tiempo”, comenta, al destacar que tiene un interés en saber “lo que siente el otro, qué es lo que le pasa a la gente, es lo que intento mostrar en mis películas”.
En ese sentido, con sus películas, en la pantalla grande se proyecta un reflejo. “Más que contar una historia a mí lo que me interesa es poder mostrar lo que le pasa a la gente, lo que siente el otro y donde en el otro me encuentro también”, acota.
La directora estrenó hace unas semanas su último filme, EAMI, en el que explora la memoria del pueblo ayoreo. En diálogo con ÚH, comparte acerca de su visión como cineasta, lo que retrata y lo que busca transmitir en sus películas.
Premiada
La cinta dirigida por Paz Encina, EAMI, tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de cine de Rotterdam, a inicios de este año, alzándose con el principal premio del evento, el Tiger Award, otorgado por el jurado de la premiación. Asimismo, obtuvo una mención especial del jurado en el 34° Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse, Francia, además de haberse destacado en la terna de dirección en el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente 2022.