El tereré no solo forma parte del ritual diario de hombres y mujeres del país, sino también de la economía que genera con la artesanía del termo, de la guampa, del mortero y, sobre todo, los remedios naturales, cuya venta es el sustento de varias familias, en un trabajo que se inicia antes del amanecer con la discriminación y disposición de variadas plantas listas para ser machacadas. Todas ellas especialmente recolectadas por sus beneficios para refrescar y aliviar molestias. Los yuyos más solicitados son burrito, cola de caballo, perdudilla y otros.
En tanto, el Ministerio de Salud recuerda que es importante que cada persona tenga su propio equipo de tereré para su consumo exclusivo, sin riesgo de contagios por coronavirus.
RECONOCIMIENTO. En coincidencia con el Día del Tereré, ayer Natalicia Ramírez, quien lleva 45 años vendiendo pohã ñana en el Paseo de los Yuyos, del Mercado 4, y Javier Torres, impulsor de la iniciativa Tereré Literario, fueron reconocidos por el ministro de Cultura, Rubén Capdevila. Ramírez, quien fue honrada por ser portadora de los conocimientos ancestrales “sobre las prácticas y saberes tradicionales del tereré en la cultura del pohã ñana”. Aprendió ese saber de sus abuelos desde niña, cuando vendía en el Mercado 4 o recogían esas plantas en Villa Hayes, en la región del Chaco, según mencionó en una entrevista para Efe.
Por su parte, Javier Torres, también reconocido con el mismo diploma, y porque desde hace años impulsa esta cultura autóctona desde el Tereré Literario, refirió que “el tereré para nosotros tiene un significado importante, es un compañero que nos acompaña de día a la noche, es nuestro otro yo”.
Torres valoró la inclusión de esa cultura en la lista de la Unesco y señaló que ahora corresponde que el sector se modernice para avanzar en ese posicionamiento. Informó que su asociación, con el apoyo de varias instituciones estatales, pondrá en marcha un centro de capacitación a los vendedores para revalorizar el producto.