Por Óscar Bogado
ENCARNACIÓN
El presidente de la República, Fernando Lugo, participó ayer de la culminación de las celebraciones por los 100 años de presencia en Paraguay de la Sociedad del Verbo Divino (SVD), congregación religiosa a la que perteneció.
Invitado por el nuncio apostólico Eliseo Antonio Ariotti, el jefe de Estado subió hasta el atril de la iglesia San Roque González, de Encarnación, para dirigirse a los presentes, ocupando por un breve momento un sitial conocido para él en su anterior oficio de sacerdote y obispo.
El presidente valoró y dio su respaldo a la labor de los religiosos en diferentes puntos del país, señalando que se pueden decir muchas cosas de la gente del Verbo Divino, pero no se puede decir que no trabajan.
Recordó sus años de seminarista y la camaradería que reinaba entonces con sus antiguos compañeros de estudio.
Valoró el trabajo desplegado por los primeros misioneros, que hace 100 años se adentraron en las selvas del Alto Paraná y otros sectores alejados del país, para realizar una labor que consideró como “un trabajo subsidiario de lo que hace el Estado”.
MINISTROS DE LA CORTE. El jefe de Estado estuvo acompañado por varias autoridades nacionales, tales como los ministros de la Corte Suprema de Justicia Antonio Fretes y Luis María Benítez Riera.
También participaron de la ceremonia religiosa el senador de Tekojoja Sixto Pereira, el gobernador de San Pedro, José Pakova Ledesma, y el director paraguayo de la Entidad Binacional Yacyretá, Miguel Fulgencio Kencho Rodríguez.
ESCOLTADO. Precisamente Rodríguez recibió al jefe de Estado en el aeropuerto y no se despegó de su lado durante la estadía del mandatario en la capital del departamento de Itapúa.
El titular de la EBY es amigo del presidente y fue uno de los colorados que apoyaron desde un principio la candidatura presidencial de Lugo.
Durante la homilía, monseñor Ignacio Gogorza, obispo de Encarnación, agradeció la presencia del presidente Lugo y señaló que “lleva en el corazón a ese Cristo que siempre confesó".
“No puedo dejar de agradecer, sinceramente, por el gesto de hermano, humano y cristiano a nuestro presidente”, indicó el obispo.
Calificó el hecho como un signo para que todos participen de la tarea de construcción de una patria mejor.
El prelado subrayó que tanto el Gobierno como la Iglesia tienen objetivos comunes en pro de un Paraguay mejor.
Luego de la ceremonia religiosa, el mandatario compartió un almuerzo con los religiosos del Verbo Divino, en la sede ubicada a un costado de la iglesia, donde compartió con sus antiguos compañeros del seminario.