En nombre de esa utopía de contar con un transporte más digno, ágil y cómodo para una gran mayoría de ciudadanos, se obligó a los frentistas de la ruta Mariscal Estigarribia y de la avenida Eusebio Ayala a sufrir la intervención a lo largo de varios kilómetros de esta crucial vía, con obras que se prolongaron durante años, provocando el cierre de varias empresas comerciales que se quedaron sin poder seguir trabajando por las dificultades de acceso, muchas fueron a la quiebra y miles de empleados quedaron sin fuentes de trabajo, sin contar el calvario cotidiano para quienes debían intentar llegar por pésimas calles laterales, casi siempre colapsadas, hasta sus lugares de trabajo.
Finalmente, tras haberse gastado en las obras más de 70 millones de dólares, el nuevo Gobierno del presidente Mario Abdo Benítez concluyó que el proyecto era inviable porque no se había arreglado la regularización para disponer del terreno de los frentistas, entre otras dificultades. La obra fue abandonada con la comprobación de que era “un fracaso”. Se tuvo que resarcir en forma mínima a los comerciantes y las estaciones construidas quedaron en medio de la ruta como monumentos a la inoperancia estatal.
Tras largos meses de espera, sin definiciones acerca de lo que iba a ocurrir con el Metrobús, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones informó que cuenta con un nuevo proyecto, bautizado como el Sitibús, que ya no se propone transformar el sistema de transporte actual, sino que consiste en que los colectivos tendrán carriles exclusivos que ni siquiera serán pavimentos de hormigón, sino pavimento flexible para buses convencionales de entre 60 y 80 pasajeros. El sistema será operado por las mismas empresas que hoy ya operan en la capital, en total ocho líneas.
Aunque se mencione como un elemento innovador que se implementarán unos 20 buses eléctricos en la primera etapa, no se prevé la construcción de desagües pluviales, cloacales, conexiones de agua potable ni tampoco cableado subterráneo en todo el corredor. algo que sí estaba previsto en el proyecto del Metrobús.
Es decir, tras un derroche millonario de dinero público en la construcción del Metrobús, una obra que causó mucho perjuicio y ningún beneficio, el Sitibús propone ahora conservar el mismo caótico sistema de transporte que ya había antes, solo que con nuevas pinturas y algunos ajustes, que seguirán constando mucho dinero. Este planteamiento constituye una nueva burla para la población, a la que se ilusionó con ofrecerle un nuevo sistema de mejor transporte, se le sometió a un largo tiempo de sacrificio, se obligó a cerrar comercios y se mataron fuentes de empleo, sin que exista un solo procesado por dicha estafa. La ciudadanía debe permanecer vigilante para que no se siga gastando tanto dinero público para nada.