29 mar. 2024

El kelembusismo siempre presente

Susana Oviedo – soviedo@uhora.com.py

Según me explicaron, kelembu significa de poco valor, rasca, inservible, inútil. De todas estas acepciones, no sé cuál habrá inspirado a quien se le ocurrió adjudicar esta calificación a Celso Miranda, que en estos momentos, por decisión de 7 concejales funcionales al clan Zacarías, es el intendente de Ciudad del Este.

Un cargo al que intentó llegar candidatándose en dos ocasiones, sin mayores chances. Ahora lo es, tras negociar con sus propios enemigos, los Zacarías, con quienes se utilizaron mutuamente.

Él, para concretar su anhelado sueño de convertirse en intendente de la capital del Alto Paraná, y ellos para salvaguardar a Sandra McLeod, la jefa comunal cuya administración fue intervenida, y respecto a quien se tornaba inminente su destitución. La misma renunció, anticipándose al final, y con esta jugada aseguró quedar habilitada para competir por el cargo en próximas elecciones.

Pero volvamos al revuelo que causa el que un personaje como Kelembu, que de inútil aparentemente no tiene nada, se haya convertido en la piedra del escándalo, en figura de los memes del momento y en enemigo de sus ex amigos. Celso Miranda en realidad se valió del Partido Colorado y luego del Movimiento Cruzada Nacional, liderado por el senador Paraguayo Cubas, para ganar popularidad, convertirse en concejal municipal y desfilar por los pasillos del Congreso Nacional como secretario de su ahora ex líder, Payo Cubas.

El ambicioso alevín de político aprendió demasiado rápido de los personajes a cuyo entorno ingresó. Se dio cuenta que si un Carlos Portillo y una larga lista de otros que están en el poder, y que son tan kelembuses como él, en el sentido de que no tienen formación, moral ni nada que los respalde, ¿por qué no él?

Cuando se volcó a la política, a mucha gente le pareció gracioso. Algunos pensaron que se trataba de un payaso, por la forma estrafalaria en que vestía: ropa colorida “adornada” de remiendos y, además, la cabellera despeinada.

¡Que hace alguien así pretendiendo convertirse en político!, en un ambiente en que lo común es ver a señores encorbatados y de estricto traje y señoras elegantes y superproducidas, salvo algunas, como en el Congreso Nacional. Aunque también en otros cargos, y que han sido tan kelembuses, en el sentido de inservibles, por el nulo aporte a favor del país.

O personajes que han hecho lo de este Kelembu: negociar sin empachos, conducirse sin principios, sin lealtad a nada, y sin vergüenza alguna. Recuerden aquel video del hoy presidente del Congreso ofreciendo dinero a cambio de votos (el famoso trato apu’a), o a Óscar González Daher traficando con sentencias desde el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. Recuerden el festival de viáticos y viajes de placer, disfrazados de misiones parlamentarias en el exterior, y los numerosísimos privilegios de los legisladores. O cómo un sector de los liberales y el Frente Guasu se aliaron con Horacio Cartes apoyando la enmienda para la reelección.

Mucho de lo que Kelembu del Este replica ahora son prácticas de una política kelembu que ha servido solo para generar nuevos ricos.

Lo que Miranda no aprendió aún es a utilizar eufemismos y a no incurrir en sincericidio a la hora de justificar sus actos ante la prensa, como lo hacen con picardía y perversión los políticos más amañados, desvirtuando la Constitución y las leyes para adaptarlas a su conveniencia o a la del grupo político al que adhieren ocasionalmente.

Al Kelembu del Este le da igual que lo vean como un traidor, embustero, trashumante, inmoral, mal vestido, despeinado y que le crean de poca monta. Lo suyo es alcanzar el fin sin importar los medios, emulando el kelembusismo característico de una gran mayoría de sus hoy colegas políticos.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.