Alcides Manena
La historia de Nicolás Estigarribia se remonta a su juventud y se sitúa en la ciudad de Loma Plata, Departamento de Boquerón, cuando como todo joven con ganas de crecer empezó a trabajar en el negocio familiar: Una lomitería, después de que su padre se haya instalado en el Chaco por motivos de trabajo.
Con el objetivo de cumplir su sueño se trasladó a Asunción y cursó la carrera de Odontología, se especializó en cirugías e incluso hoy está estudiando ortodoncia, pero no es fácil, según sus propias palabras Con el título bajo el brazo y muchos sueños, en el 2019 volvió a Loma Plata con el sueño de tener un consultorio, el cual empezó a montar en su casa, a lado de la lomitería que tiene la familia y hoy fusiona ambos trabajos, por lo que se ganó el mote de “doctor delivery”, pues tras atender a sus pacientes, se sube a su vehículo y entrega los pedidos que llegan al local gastronómico. “Nunca antes desde que mis padres abrieron el negocio en el 2003 necesité hacer delivery, los clientes llegaban al local donde tenemos nuestro carrito en un terreno que alquilamos, pero cuando vino la pandemia tuvimos que cerrar la venta en la calle, inmediatamente le dije a mi mamá que me encargaría de la entrega”, recuerda. Tiempos difíciles. Rememora que fue rápida la decisión, pues en su casa se preparaban los alimentos y en su auto “salía a repartir los pedidos de lomitos, facilitamos nuestros contactos para los pedidos (…), fueron nueve meses muy duros, económicamente golpeó bastante la pandemia, trabajamos a media marcha”. “Por la noche, los deliverys éramos los únicos que circulábamos por la ciudad entre los policías y bomberos que solían estar por ahí, había competencia, otros deliverys que eran como seis que hacían el mismo trabajo, todas las noches nos cruzábamos haciendo entrega como las únicas almas que andaban por la ciudad en ese tiempo de encierro”, cuenta. Las restricciones se van levantando, pero el doctor Estigarribia continúa con su labor, y suele encontrarse con pacientes que le felicitan por su doble labor: la de su profesión, y la que realiza para ayudar a sus padres. Sueño largamente acariciado. Después de haber iniciado el proyecto de consultorio, otro impacto económico negativo que surgió fue el incendio que sufrió el frigorífico de la ciudad, que afectó a muchos trabajadores y, en consecuencia, no había mucho ingreso y la obra para el consultorio tuvo que parar. No tardó mucho para que se recupere la ciudad, y el proyecto del consultorio continuó, es más: para el mes de marzo está fijada la inauguración del primer consultorio odontológico del barrio Residencial de Loma Plata. Por el momento, el doctor Nicolás continúa atendiendo a los pacientes que llegan hasta en horas de la madrugada a golpearles la puerta de su casa por algún dolor de dientes. Ya tiene muchos clientes, entre ellos gente de las estancias cercanas que llegan en busca de soluciones. El odontólogo, mediante el apoyo de sus padres y el negocio particular que abrieron en Loma Plata, sobresale en una ciudad, donde convive una diversidad de razas. “Hace falta mayor inversión en salud pública, ya que los hospitales son privados y todo depende de la cooperativa, donde no todos tienen seguro médico, existe la necesidad de reforzar las Unidades de Salud Familiar (USF)”, mencionó preocupado. Como profesional no llegó a conseguir trabajo en las unidades sanitarias de la zona, pero sí realiza intervenciones en Asunción cuando sus amigos –también odontólogos– le llaman para atender pacientes.