Experiencias religiosas. Entre la penumbra, con los pasos silenciosos y la luz de las antorchas que multiplican por infinito la cantidad de público.
Entre el silencio y el fresco de la noche, la ciudades de Ñemby y Villa Elisa revivieron el proceso que culminó en la Muerte de Jesucristo durante el Jueves y Viernes Santos. Pasando entre las altas paredes del cerro y bordeando la laguna que se formó en la ex cantera, 5.000 candiles de apepú y 2.000 faroles recrearon el recorrido seguido por Cristo rumbo al supremo sacrificio. Con el ruido de los pasos arrastrados por los que hacían de soldados romanos que llevaban al santo condenado, los cientos de pares de ojos del público presente seguían atentamente la recreación. Como un manto sagrado, el canto de los estacioneros se elevaba desde el alma misma del pueblo para vivir la más pura esencia de su tradición. Los organizadores del evento estiman que alrededor de 10.000 personas asistieron a la representación del Vía Crucis. La actividad, que ya es una tradición en esta ciudad de Central, se inició a las 19:00. Tal vez sea difícil calcular la cantidad exacta de asistentes. De lo que no se puede dudar es del inmenso atractivo que genera cada año en el espacio recuperado. Villa Elisa
Por segundo año consecutivo, el Paseo Parque Villa Elisa se transportó casi 2.000 años en el tiempo para conmemorar la Pasión y Muerte de considerado Salvador del Mundo. Un largo sendero iluminado por las luces de las antorchas sostenidas por voluntarios iba llevando a los visitantes por diferentes cuadros. De fondo, la música y una voz en off que iba relatando los pasajes bíblicos. El sobrecogedor murmullo de la multitud seguía de cerca los acontecimientos históricos. La simbiosis de silencio, penumbra, fuego y devoción a la tradición pintaban un metacuadro casi surrealista en la noche de Viernes Santo. Mientras esto ocurría en la tierra, la Luna era el gran ojo testigo que se elevaba en el cielo, entre las estrellas que asomaban tímidas entre la tenue cortina nubosa. El Jueves Santo se realizó la representación de Jesús curando al ciego, al leproso. La escenificación más llamativa fue la de la barca en un lago creado para esta ocasión. En este cuadro personificado por los actores, se recreaba el momento en que Jesús calmó las aguas del mar tempestuoso estando con sus discípulos. La escenificación creó un raudal de asombro entre varios de los presentes. Otra representación que despertó la admiración del público fue la del Ángel Gabriel. En esta, uno de los actores se encontraba suspendido en el aire, dando la sensación de que en realidad estaba volando. Logística
Para la representación de los cuadros alegóricos a la tradición cristiana trabajan alrededor de 500 personas, contó Diana Vázquez, directora del Teatro Municipal de la localidad. “Entre los actores tenemos alrededor de 200 personas. Aparte en el equipo de producción trabajan 150 y entre los funcionarios de la Municipalidad otras 150”, detalló. Agregó que este año se sumaron actores que llegaron de Encarnación. Con el evento realizado por segunda vez, buscan crear una conjunción entre arte y religión, explicó. Según dijo, esperaban recibir a alrededor de 8.000 personas. Motivos para ir hay. Además de las escenificaciones, al finalizar el recorrido, se reparten chipa y cocido, para esperar la Resurrección como es debido.
Participación. Fieles fueron a disfrutar de las escenas que se representaron en Villa Elisa y Ñemby.
Días de reflexión
días de reflexión