Ai publicó en su cuenta de Instagram cuatro fotografías en las que muestra estos aparatos, camuflados en varios enchufes de su vivienda en Pekín.
“Siempre puede haber sorpresas”, se limitó a escribir el artista, que después de haber pasado varias semanas detenido por las autoridades en 2011 ha reducido su tono crítico con el régimen y sus contactos con la prensa extranjera.
Ai estuvo detenido sin juicio 81 días en 2011, acusado de fraude fiscal, y desde entonces las autoridades vigilan y limitan sus movimientos, por lo que ha pasado largas temporadas confinado en su estudio pequinés.
El pasado julio las autoridades devolvieron a Ai su pasaporte y con ello le autorizaron a que saliera del país por primera vez en cuatro años, lo que el artista aprovechó con una “gira” por ciudades como Berlín y Londres, donde dio conferencias, habló libremente con los medios e inauguró una exposición sobre su obra.
Se barajaba la posibilidad de que Ai no regresara a su país, como ha ocurrido con otros célebres disidentes o intelectuales contestatarios con el régimen comunista, pero al parecer el artista volvió a Pekín en los últimos días para visitar a su madre.
Ai ganó fama internacional al participar en el diseño del Estadio Olímpico de Pekín, el llamado Nido de Pájaro, y también por unirse o a veces encabezar todo tipo de campañas de defensa de los derechos humanos en China, usando a menudo métodos mordaces y satíricos.