Empeñado en afianzar el bando conservador de la Corte, Trump dijo el sábado que esperaba anunciar la próxima semana quién sucederá a la magistrada liberal Ruth Bader Ginsburg, fallecida el viernes a los 87 años. Indicó que “será una mujer”, aunque acotó que aún no había tomado su decisión. La determinación de Trump de llenar esa vacante antes de las elecciones generó el rechazo de los demócratas, desesperados por evitar que el presidente, que busca la reelección, mueva la Corte hacia la derecha de forma duradera.
Biden, en un acto en Filadelfia el domingo, pidió a los senadores no someter a votación el reemplazo de Ginsburg “hasta que los estadounidenses hayan podido escoger a su próximo presidente y su próximo Congreso”. La inmediata designación de un nominado por Trump “solo un ejercicio de poder político descarnado”, denunció Biden quien aventaja al presidente en las encuestas electorales.
Según la Constitución de Estados Unidos, el presidente nomina a los jueces de la Corte Suprema, cuyos cargos son vitalicios, y el Senado debe confirmarlos. En el Senado los demócratas son minoritarios: ocupan 47 de los 100 escaños. Pero luego de que dos senadoras republicanas, Lisa Murkowski, de Alaska, y Susan Collins, de Maine, manifestaran su oposición a una votación apresurada, las probabilidades se achican para la apuesta del mandatario. Ambos partidos ya se están preparando para una ardua batalla en un año ya marcado por una votación de juicio político contra Trump, la pandemia de Covid-19 y un colapso económico contundente.
FLECHAZOS. Los demócratas disponen de pocas opciones: recurrir a tácticas dilatorias en el Senado o intentar presionar a los republicanos más moderados para que se separen de su partido. “Tenemos nuestras opciones... algunas flechas disponibles”, dijo el domingo la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, a ABC. Pero rechazó la idea de utilizar las conversaciones con la administración Trump sobre un nuevo proyecto de ley de ayuda por la pandemia como palanca para ralentizar las cosas. Los demócratas denuncian como hipócrita la actitud de la mayoría de los republicanos, en particular, la del líder del Senado Mitch McConnell, quien en el 2016 bloqueó el intento de Barack Obama, mucho antes de las elecciones de ese año, de llenar otra vacante en la Corte Suprema. Pero los republicanos insisten en que la situación actual es diferente, porque el mismo partido controla tanto el Senado como la Casa Blanca.
Rechazo de una senadora
La senadora republicana Lisa Murkowski anunció ayer que se opone a que se cubra la vacante dejada en el Tribunal Supremo de EEUU por la fallecida jueza progresista Ruth Bader Ginsburg antes de las elecciones del 3 de noviembre, con lo que son ya dos las legisladoras conservadoras que lo rechazan. “Durante semanas he afirmado que no apoyaría ocupar una potencial vacante en el Tribunal Supremo tan cerca de las elecciones. Lamentablemente lo que entonces era hipotético, ahora es nuestra realidad, pero mi postura no ha cambiado”, dijo Murkowski.