13 may. 2024

El apocalipsis según Ibáñez

Brigitte Colmán – @lakolman

El debate sobre la ley de paridad desató una verdadera sicosis.

Comencemos por volver a repetir que la ley de paridad busca democratizar la participación política y poner en pie de igualdad a hombres y mujeres, en el ejercicio del poder político y social.

Y, en concreto, obliga a que las listas internas de los partidos, movimientos políticos, concertaciones y organizaciones sociales que eligen autoridades por votación estén integradas por 50% de varones y 50% de mujeres. La ley de paridad no viola la Constitución Nacional y no va a significar mayor gasto para el Estado.

Pues bien, de esta propuesta, tan claramente formulada y trabajada por mujeres provenientes de distintos sectores políticos e ideológicos, se armó una gran bola de nieve que tuvo como primera víctima a la propia ley.

Cri cri minal. Una de las voces que se elevaron, y que más vergüenza nos dieron, es la del diputado colorado José María Ibáñez, acusado por la Fiscalía de pagar con dinero del Estado a empleados de su quinta privada en Areguá.

Precisamente él, quien lleva un buen tiempo chicaneando a la Justicia, nos viene a pontificar del respeto a la lucha de las mujeres y a la Constitución Nacional. Y en una “disertación” donde mezcla la biblia y el calefón, denunció a organizaciones internacionales que pretenden imponernos la agenda de la ideología de género, el aborto, el matrimonio igualitario, la despenalización de las drogas y la pedofilia.

Poder. Lo que queda claro del debate es el miedo a que las mujeres estén en pie de igualdad.

Argumentan que, si las mujeres tuvieran la paridad del 50% van a copar una (potencial) asamblea constituyente, y con eso podrían descomponer nuestro estilo de vida tan perfecto… O dicho de otra forma, las feministas van a legalizar el aborto, el casamiento de los gais, la adopción por parte de parejas gais, el sexo, las drogas y el rock and roll.

Pero yo creo que en el principio de todo está el hecho de que temen perder sus privilegios; a que las mujeres puedan hacer valer sus ideas y sus votos, a que la gente se sienta libre; y tienen miedito obviamente a tener que compartir el poder.

Abortour. Coincidió este debate sobre la paridad en nuestro país con la media sanción para el proyecto de ley para la interrupción voluntaria del embarazo en la Argentina.

Inmediatamente los contrarios al aborto se imaginaron a grupos de mujeres paraguayas organizando tours para ir corriendo a hacerse abortos a tutiplé en el vecino país.

Lamentablemente, desde sus trincheras no son capaces de ver más allá de sus argumentos ideológicos, de sus argumentos religiosos. Porque nadie tiene como aspiración en la vida practicarse un aborto, ese no es el sueño de ninguna niñita de 12 años.

Y, al mismo tiempo en que gritan no al aborto, también siguen bloqueando y boicoteando cualquier tipo de educación sexual en escuelas y colegios, y en pleno siglo XXI siguen diciendo no al uso de los condones. Les preocupa la posibilidad de que las parejas gais quieran adoptar niños, cuando en el Paraguay la adopción es un sueño imposible incluso para parejas heterosexuales, por culpa de la inutilidad de las instituciones.

Los derechos de las mujeres son demasiado importantes como para seguir soportando discursos de gente impresentable como el diputado Ibáñez. Es hora de empezar a debatir en serio.