Agradable, puntual, de un temple siempre calmo y relajado, el actor compatriota Andrés Pacuá Zaracho, reconocido internacionalmente como Arnaldo André, recibió al equipo de ÚH en el café del hotel Five donde se hospedó unos días. Habló sobre su vida artística, momentos importantes de su carrera, proyectos actuales y futuros.
El actor que reside hace años en Argentina, estuvo por Asunción para recibir un reconocimiento en el ya tradicional ciclo Homenajes en vida de Salemma, realizado a artistas destacados de Paraguay, el cual consideró: “un honor” por recibirlo en su país y rodeado de amigos y colegas.
“Lo considero como un premio hacia mi trabajo, mi trayectoria, años de comunicación con el público que es inclusive ese que hace que todavía esté vigente, que va a verme al teatro, me saluda en la calle con tanto cariño, amor”, comentó.
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Mucha agua corrió bajo el puente del actor que saltó a la fama en la década de 1970, tras coprotagonizar con Mirtha Legrand la obra teatral 40 kilates.
André alcanzó la fama tras 9 años de residir en Argentina, país al que migró apenas a los 17 años buscando abrirse camino en el arte, y al cual viajó para estudiar teatro y tener oportunidad de trabajo en el rubro, con conocimientos y experiencia haciendo radio en Asunción. A los 15 se trasladó de su San Bernardino natal a la capital y trabajó en radio Comuneros, entre otras estaciones.
Ya en Argentina, reconoce que hacerse camino no fue fácil. “Tuve que apechugarla, pagar derecho de piso, tuve momentos de renunciamiento, de pensar volver a Paraguay para trabajar en radio. No lo hice, gracias a Dios, pero no fue tan fácil la cuestión”, recuerda.
Recordando esos inicios, reflexiona: “se lo digo a actores y a cualquier gente amiga: esto es así, no hay que bajar la guardia, hay que pelearla, perseverar, buscar la oportunidad, y eso no se consigue haciendo la siesta todo el tiempo, quedándote en tu casa”.
Hacer, probar de todo que de pronto se da la oportunidad es la clave para Arnaldo. Siempre trabajando, porque, “por ahí te llaman para algo”.
Cuando era estudiante de teatro, antes de llegar a 40 kilates, recordó, le llamaron para participar de Teatro como el teatro, un programa con un personaje pequeño “pero que lucía”, era un personaje corto, pero divertido. Semanas después el director me convoca para personificar al hijo del protagonista”.
“Y yo dije: ‘qué bueno’. Estudié, traté, pero no lo hice bien. Me di cuenta que no estaba preparado todavía para eso. Pero bueno, no fui yo el que lo pedí, me convocaron para eso, y hay que estar preparado”.
“No sé hasta qué punto uno tiene la capacidad de decir no lo acepto porque no lo puedo hacer. Recuerdo a un director (el español) Ricardo Turia, con el cual empecé a hacer radioteatro en Paraguay, que contó una anécdota en la que a él le preguntan si sabía montar, él dijo sí, y que él no sabía montar, pero que nunca hay que negarse”, rememora.
Superando complejos
Aunque parezca difícil de creer, el apuesto galán de telenovelas, reconocido internacionalmente por su talento y exótica belleza, Arnaldo André tenía complejos por su físico en el pasado.
Durante su niñez, en la época de la escuela, su complejo fue por ser muy alto, ya que siempre le colocaban en el último lugar de la fila, “no me gustaba eso. Yo veía estaturas medianas y decía, ¿por qué yo no soy así?”.
Ya de adulto, cuando empezó a trabajar en el ambiente de la televisión, seguía con complejos, “no me gustaba la cara, rasgos físicos de mi cara no me gustaban. A pesar de eso, era consciente de que yo funcionaba, porque seguía trabajando”.
Sin embargo, años atrás cuando buscó y reunió material fotográfico para ser parte de su libro autobiográfico Por lo que usted y yo sabemos (presentado en mayo del 2018, primero en Palermo y luego en Asunción), por primera vez se vio a sí mismo como alguien atractivo.
“Fui a la valija, miré varias fotos y me dije, ah, sí, era lindo, este tipo debería estar en Hollywood. Pero en el pasado, sufrí de una gran inseguridad”, reflexiona.
Algo que no le generó disgusto nunca fue su timbre vocal, a su voz siempre la valoró y por eso estudió locución e hizo radio.
De su voz resalta que la gente le reconoce por su timbre y tono de voz, y se dan vuelta al escucharle en algún lugar, sabiendo que es él. También que hasta hoy le dicen porque no se dedica a la radio porque tiene la voz para eso.
Hizo prácticamente de todo
Fiel a su filosofía de estar siempre activo y que la oportunidad le encuentre trabajando, Arnaldo André dice que hizo prácticamente de todo, dentro de su ámbito artístico. Además de su paso por la tevé, el cine, el teatro, la radio, hizo otras cosas.
“Alcancé a hacer fotonovelas, en el último tramo de su existencia, cuando ya estaba muriendo. Yo las leía mucho en Paraguay cuando era chico, y me tocó actuar en ellas (junto a Legrand), pero no era lo que más me gustaba, porque no me gustaba posar para las fotos, y hasta hoy, no me acostumbro ni me siento cómodo haciéndolo”.
Luego de pensar un momento, seguro de que hizo algo más en su carrera dijo, “ah, hice ópera”. Y se refería a su participación en El inglés de los Güesos, de Felipe Boero, basada en la novela de Benito Lynch (1885-1951).
Acerca de aquella participación realizada en 2002, una reseña de mundoclasico.com resalta del actor, “De los roles hablados se destaca la actuación de Arnaldo André como ‘El Inglés’, dándole el carácter anodino que el personaje requiere”.
“Me convocaron para el Teatro Argentino de La Plata, yo estaba libre, pero les digo, yo no canto, y me dicen es una ópera donde hay personajes que no cantan, como el tuyo. Fue una experiencia muy linda”.
“Primero viví el espíritu que existe dentro del ámbito de la ópera, que es muy distinto al del teatro. Recuerdo que ensayabamos todos los días, durante semanas, viajando a La Plata, para luego, solo hacer nada más que cuatro funciones”, cuenta.
“Otro detalle, había que ensayar con la orquesta y sin la orquesta, porque la orquesta, de acuerdo a su sindicato podía ensayar por ciertas horas, luego, el coro tenía que tener dos elencos, porque tenía que descansar uno un día y el otro, el otro día, y cosas así, que en el ámbito del teatro son muy diferentes”.
Un último detalle le llamó mucho la atención fue la diferencia en la comunicación entre los participantes de la puesta, a diferencia del teatro, “no había comunicación entre los actores y los músicos. Los actores veían a los músicos en la fosa, a lo sumo les podías decir hola, y era una cosa rarísima, rarísima. Pero, evidentemente así es esa disciplina, pero también esa experiencia está en mi currículum”.
Ficción en tevé
Con respecto a la poca producción de ficción en tevé de un tiempo a esta parte, considera que “empezó a decaer mucho antes del Covid. Aquellos que tienen en sus manos poder elegir una historia (programadores, gerentes de contenido en Argentina), dejaron de apostar al amor”.
El galán eterno de las telenovelas -hizo más de 50- continúa diciendo que de a poco se apostó más a las historias costumbristas y a las comedias.
“Está muy bien, y es lindo, la gente se divierte y demás, pero qué pasa, ese tipo de historias no engancha al público”, considera.
Esas historias no hacen que los televidentes estén pendientes del siguiente capítulo, ven un día, la semana próxima, y ahí decae el rating, “así se fue como apagando la ficción, aquel anunciante se da cuenta que no tiene rating esa novela y no va a anunciar”.
“No sé por qué no lo entienden así, cuando tenemos actualmente en la televisión argentina, ejemplos de novelas que llegan, como las turcas o brasileras, que compiten con programas fuertes de entretenimiento”.
“Yo he visto esas novelas en la época de la cuarentena, yo las veía y decía, esto es lo que nosotros hacíamos. El espectador se preguntaba ¿cuándo se juntará esta pareja?, ¿por qué son tan malos aquellos otros?”.
“Es como ese dicho que dice, ‘Había una vez un gato montés que tenía la cola al revés, querés que te cuente otra vez?, es eso, es lo mismo pero con otro color, se contaba lo mismo, la misma historia, con otros actores. Eso dejaron de hacerlo y entonces se fue muriendo la producción de telenovelas”.
“En aquel momento los autores, y hablo sobre todo de alguien con el cual yo he trabajado mucho que es Alberto Migré (Felipe Alberto Milletari Miagro, autor y productor de televisión argentino con quien trabajó por ejemplo en Rolando Rivas, taxista y Pobre diabla), el amante de las palabras, él le daba el valor a las palabras y sus protagonistas, sus actores se expresaban de una manera tal que llegaba al corazón”.
La ficción se utilizaba para un montón de cosas, para hablar de amor, para hablar de poesía, “se usaban algunos versos que despertaban curiosidad del espectador que después se ponía a investigar más sobre esa poesía.
“Eran otras épocas que lamentablemente hoy no estamos viviendo eso, pero yo no creo de todas maneras que eso haya muerto”
En varias ocasiones Arnaldo dejó la Argentina para trabajar en otros países como Venezuela, México o Perú, porque era convocado, pero siempre decidía volver al país que adoptó como hogar, “quería seguir haciendo novelas en Argentina”, dice.
Hubo un momento en la Argentina en la que empezaron a aparecer las comedias semanales, “y eso me divertía muchísimo poder hacerlo y no me convocaban para eso, hasta que de pronto se me dio la oportunidad de hacer algo de comicidad, en un programa como Peor es Nada de Guinzburg (década de 1990), y lo hice desfachatadamente, no tuve vergüenza alguna, eso me dio la posibilidad de que luego sí ya me convocaran para hacer comedia”
Inmediatamente después vinieron otro tipo de propuestas, como hacer de villano en la producción Valientes en la que ganó el premio de Martín Fierro en el año 2010, “me gustó hacerlo. Y sí, hice drama, comedia, de galán, de villano”.
“A veces recibo mensajes en instagram de gente que me escribe, ‘no seas tan malo con los Sosa’, y yo me pregunto, ¿de qué me habla?, luego recuerdo, los Sosa eran los personajes de Valientes (donde interpretó a Laureano Gómez Acuña, personaje que le valió el Martín Fierro). La gente se acuerda de los apellidos, los nombres de aquellos personajes, todo.
Cercano al público
Arnaldo André guarda una consideración muy especial al público que le acompaña desde siempre en su carrera. Señala que luego de una función de teatro siempre sale por la puerta principal, y accede a tomarse fotos con quienes le piden, o firmar su libro, si alguien lo lleva para el efecto en alguna de sus funciones de teatro.
Aunque le ofrecen salir por la puerta de atrás para no ser molestado, él siempre sale por donde se va a encontrar con el público y así cumplir con los pedidos de quienes están ahí para tener algún recuerdo de su artista preferido.
Ese cariño del público lo ganó gracias a muchos años de exposición en televisión. Entre las décadas de 1980 y 1990 fue su mayor auge. De sus momentos de mayor fama atesora en la memoria algo en especial: “mi relación con el público”.
Varias propuestas le dieron notoriedad, pero de manera especial aquellas coprotagonizadas con la actriz argentina Luisa Kuliok, con quien tenía fuerte química, entre 1980 y 1990: El infiel, Amor gitano, Amo y señor, Amándote I y II.
Recuerda de esa época por ejemplo, cuan pendientes estaban las personas de su presencia en cualquier lugar al que iba, “veían al personaje (de turno al aire) que iba a comer al mismo restaurante, porque era el personaje, ni siquiera al actor. Las preguntas que me hacían (en relación a las novelas), por ejemplo donde dejaste a tal personaje, etc.”.
Esfuerzo con gusto
En sus momentos de más arduo trabajo y trajín, André no sentía el peso del ritmo que llevaba, “eran muchas horas de trabajo”, rememora quien trascendió fronteras con su trabajo y también protagonizó novelas en México, Venezuela, Puerto Rico y Perú.
Sin embargo, para él no era un sacrificio hacer renuncias cotidianas, como dormir temprano porque al día siguiente tenía grabación “era parte de mi trabajo, me gustaba hacerlo. Pero sí notaba que era una vida totalmente diferente a la de cualquier persona ajena al ambiente”.
Arnaldo señala que para lo que se veía en 45 minutos de un capítulo al aire, podía llevar 8 o 10 horas de trabajo previo, “y nunca te relajabas totalmente. En tevé, a diferencia con el teatro o mismo con el cine, tenés el libreto con antelación, lo podés estudiar y trabajarlo, ensayarlo. En televisión te lo dan en el momento, y que hay que hacerlo ya, ya, ya”.
Luego, se deben cuidar los mínimos detalles mientras dura la grabación, como cuidar de no ensuciar la ropa al comer algo, el maquillaje, el cabello, “esas 8 o 9 horas estás pendiente de tu trabajo, realmente no te relajas”.
Agradecido
André no se arrepiente de nada. Aún con los sacrificios y sinsabores, agradece a Dios la posibilidad de la carrera que hizo en tevé, en un momento de gran auge.
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Para el artista que ya hizo teatro, televisión (desde galán hasta villano), cine (actuó y dirigió) y escribió un libro autobiográfico (Por lo que usted y yo sabemos, 2018), pocas cosas quedaron pendientes, “me hubiera gustado tener la suficiente capacidad, ganas, de estudiar canto y baile, mañana si me convocan para actuar en una comedia musical”.
“Sin embargo, no se hacían muchas comedias musicales en la Argentina en ese momento, y el incentivo no fue suficiente, pero lamento eso. Me hubiera gustado hacer una comedia musical, cultivar más la voz y poder cantar, pero no es algo que me haga sentir arrepentido”.
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Otra situación con la que llegó a fantasear en algún momento, fue involucrarse en la arena política, aunque hoy critica mucho ese ámbito, “al ver tantas injusticias, tanta gente en la calle, en algún momento lo pensé, incluso tuve una propuesta de presentarme como candidato a intendente, pero menos mal no lo hice”.
No dio ese paso porque no quería mezclar las cosas, su carrera artística con la política, aunque a colegas suyos como Arnold Schwarzenegger o Ronald Reagan (que también hizo radio además de cine), no les fue mal en esa arena.
¿Violencia o no en las telenovelas?
Al consultarle a Arnaldo André acerca de los momentos de alta pasión que compartía con su co protagonista Luisa Kuliok en algunas telenovelas, como las famosas cachetadas, zarandeos o besos medio forzados, discusiones, el respondió al igual que en otros momentos lo hizo su colega en entrevistas en medios argentinos, “era todo parte del juego”.
“En aquel momento era un juego para nosotros, era divertido ver como a la gente le gustaba todo eso, era la pasión de los personajes, además, ella como actriz era realmente muy apasionada y yo no me quedaba atrás, teníamos una química que nos llevaba a que lo hiciéramos muy bien, que jugáramos muy bien”.
Y aclara que en ningún momento, ni el director, guionistas o actores querían fomentar la violencia bajo ninguna circunstancia.
A la pregunta de cómo serían hoy las historias que él ofrecería en telenovelas, responde que “teniendo en cuenta que es muy necesaria la intriga en una historia como sucede con cualquier libro que leas, conjugaría siempre siempre con la verdad”.
“Yo me ponga a leer algo o veo una película y me convence siempre que digo esto sucede y puede suceder en la vida real. Si eso sucede en mi vida, como espectador, como lector, ¿por qué no le va a pasar al público también”.
“Entonces yo escribiría, o tengo en cuenta cuando me mandan algún texto para teatro que el contenido lleve la verdad al público para poder conquistarlo, que encuentre en la historia, en los personajes algo con que identificarse, o diga, conozco una persona que es así”.
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Finalmente Arnaldo se pregunta cómo podríamos competir en la ficción actualmente con los dramas que se ven cada día en la vida real, “en Argentina encendés el televisor a la mañana y es todo tragedia, y me pregunto, ¿cómo contamos esto? si ya lo estamos viendo cada día en las noticias”.
En detalle
Nombre: Andrés Pacuá Zaracho
Nombre artístico: Arnaldo André
Fecha de nacimiento: 10 de noviembre de 1943
Lugar de nacimiento: San Bernardino departamento de Cordillera, Paraguay
Edad a la que migró a la Argentina: 17 años
Saltó a la fama con: 40 Quilates, junto a Mirtha Legrand, por la propuesta de Daniel Tinayre. Tenía 25 años.
Premios trascendentes: ganó un Martin Fierro, mayor premio de la televisión argentina en el año 2010 por la interpretación del personaje Laureano Gomez Acuña en Valientes.
Algunas telenovelas en las que actuó: Mi hombre sin noche, Pobre diabla, Piel naranja, Amor gitano, Amo y señor, El infiel, Amándote, Corazones de fuego y Valientes.
Algunos filmes donde actuó: Mi amigo Luis, Un guapo del 900, Argentino hasta la muerte, José María y María José, Balada para un mochilero, La extranjera y El niño pez.
Algunas obras teatrales en las que participó: 40 quilates, El farsante, Vidas privadas, Segundo tiempo, Extraña pareja, El pintor, Los monstruos sagrados e Intimidad indecente, Nunca es tarde, El enganche, Mentiras inteligentes.
Película que dirigió: Lectura según Justino (2013), basada en hechos de su vida. También se encargó del guión.
Anécdotas: En la telenovela El Infiel, interactuó con actrices famosas como la estadounidense Lindsay Wagner y la italiana Ornella Mutti (1985) en algunos capítulos. Rompió con el encasillamiento de galán en una participación de humor en el programa Peor es nada. Guillermo Héctor Francella tuvo su primer papel importante en el rol de Felipe, personaje amigo de Mariano Romero, interpretado por Arnaldo André.
En Paraguay: participó en la miniserie Río de fuego, producción del año 1991, producida por Alta Producciones y la Red Paraguaya de Comunicación Canal 13. En ella actuó y se encargó de la puesta en escena y dirección, compartió con Ramón del Río (+), Arturo Fleitas, Blanca Navarro, Carlos Gómez, Rafael Rojas Doria, Clotilde Cabral, Jorge Ramos, Alfredo Iglesias, Alicia Guerra, Héctor Silva, Beto Ayala, Humberto Gulino, Alejandra Siquot, Constanza Amaral, Osvaldo Sabatini, Zuni Castiñeira, entre otros. Dirigió la película Lectura según Justino (2013), inspirada en su vida.
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