El país consume de forma mensual 7.500 toneladas de aceites, de los cuales el 55% tiene un origen dudoso y solo 45% corresponde al comercio legal. Dentro de las ventas formales, el 35,1% corresponde a productos hechos en Paraguay, mientras que el 9,8% restante fue importado en el marco de la ley, según los cálculos de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro).
Durante la presentación del balance del año, el gremio explicó que 4.240 toneladas mensuales de aceites y grasas que circulan podrían ser de contrabando, lo que su vez significa un movimiento de USD 151 millones en el mercado negro y USD 13,5 millones que no ingresaron al Fisco en impuestos.
Otra evidencia del impacto del contrabando es la buena comercialización formal que se registró durante el cierre total de las fronteras, en comparación al posterior levantamiento de las medidas.
PROYECCIONES. “Si se cumplen los pronósticos iniciales para el campo, la producción de soja podría volver a niveles más cercanos al potencial, que es de alrededor de 10 millones de toneladas, pero esto no asegura una recuperación total para la industria aceitera, ya que las condiciones de competitividad no se han modificado con relación a los últimos años en los que ya se veía una tendencia negativa, a pesar de las buenas cosechas”, dijo la gerente de Cappro, Sandra Noguera, quien pidió condiciones más favorables para la industria.