AFP
EL CAIRO, EGIPTO
Periodistas que dominaban desde lo alto de un edificio la plaza Tahrir, de El Cairo, centro neurálgico de la rebelión, constataron que la multitud allí reunida era mayor que en las protestas anteriores, con cientos de miles de personas a última hora de la tarde. Decenas de miles de personas también desfilaron en otras grandes ciudades, incluidas unas 20.000 en Alejandría, la gran ciudad del norte. Mubarak hizo algunas concesiones al movimiento de protesta, liderado por los jóvenes egipcios, pero rechazó su principal reivindicación, su inmediata dimisión, para permitir la organización de elecciones libres y democráticas en el mayor país árabe del mundo.
COPADA. En la plaza Tahrir, repleta de gente, los manifestantes agitaban banderas egipcias y pancartas en las que se podía leer: “El pueblo demanda la salida del régimen”, leitmotiv de la protesta.
Muchos llevaban insignias de las redes sociales de internet Facebook y Twitter, inestimables herramientas de movilización gracias a militantes como el ejecutivo de Google Wael Ghonim, convertido en un héroe tras haber permanecido en detención, con los ojos vendados, durante 12 días, a raíz de una manifestación. “El héroe no soy yo, sino vosotros, que estáis aquí en la plaza”, gritó Ghonim exaltando el ánimo de los manifestantes.
“Debéis insistir para que se cumplan vuestras reivindicaciones”, agregó, interrumpido por la multitud que gritaba: "¡Queremos que caiga el régimen!”.
Y es que los manifestantes no se contentan con los anuncios del régimen. “Ninguna de nuestras demandas ha sido atendida”, explicó desde la plaza Mohamad Nizar, de 36 años. “Han anunciado un aumento de salarios. Tratan de engañarnos. Es un soborno político para reducir al pueblo al silencio”.
MUERTES CONFIRMADAS. En quince días de movilización, el balance es de al menos 300 muertos, según cifras no confirmadas de la ONU.
La Organización de defensa de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) logró confirmar el fallecimiento de 297 muertos, aunque considera que el total de víctimas podría ser mucho mayor.
Las medidas políticas, incluido el anuncio de que Mubarak no se volverá a presentar a un sexto mandato en las elecciones de septiembre, no han logrado aplacar el movimiento de protesta que sigue exigiendo la salida inmediata del presidente.
La página web del semanal alemán Der Spiegel escribe que el rais podría efectuar un “chequeo médico prolongado” en Alemania. El Gobierno alemán aseguró, sin embargo, no haber recibido “ni demanda oficial ni demanda oficiosa” en este sentido.
Ayer, EEUU consideró “crucial” que Egipto progrese hacia una transición democrática ordenada, mientras que Francia llamó a la “emergencia de las fuerzas democráticas” para una transición que debe desarrollarse “sin violencia y lo más rápidamente posible”.
El vicepresidente de EEUU, Joe Biden, instó a su homólogo egipcio, Omar Suleiman, a ampliar el diálogo hacia la transición política a más grupos de la oposición. Biden y Suleimán comentaron en una conversación telefónica algunas medidas adoptadas por El Cairo que Washington apoya, aunque EEUU reiteró la necesidad de que Egipto determine una agenda de reformas.
La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, pidió ante el Consejo de Seguridad de la ONU una verdadera reforma tanto en Egipto como en Túnez, donde las revueltas echaron del poder a Zine el Abidine Ben Alí el 14 de enero y ofreció ayuda a estos países para luchar contra la corrupción y dotarse de Gobiernos más transparentes.