En el Planetario de Bogotá, un centro astronómico de la capital de Colombia, un millar de personas vibraron alrededor del mediodía cuando las nubes permitieron ver el eclipse.
El mal clima amenazó con impedirlo, pero el “anillo de fuego”, el efecto que crea el hecho de que la Luna no tape por completo el Sol, se dejó ver por unos segundos y provocó sonrisas y llanto de felicidad.
Xiomara Cifuentes se emocionó hasta las lágrimas. Junto a su esposo y sus tres hijos pequeños y adolescentes veía a través de un telescopio hecho con cartón.
Al principio, cuando el cielo estaba tapado, fue “angustiante”, dijo a la AFP. Luego fue “muy emocionante”. “Será un recuerdo grato” de la familia para el futuro, agregó la funcionaria pública de 41 años.
Protegido con gafas especiales. Jhoan Vinazco, un universitario de 25 años, vio por primera un eclipse de Sol. Fue “un momento bastante bonito (...) una cosa indescriptible, sin palabras”, sostuvo.
El eclipse empezó a hacerse visible en Estados Unidos en el estado de Oregón poco después de las 09:00 locales (16:00 GMT), sobre la costa del Pacífico. Siguió su camino hacia el sur y en la ciudad de Albuquerque motivó aplausos.
Luego fue visto en México, Honduras, Costa Rica, Panamá y otros rincones de Centroamérica, así como en Colombia y Brasil antes de terminar al atardecer en el Océano Atlántico.
En un escenario similar al de Bogotá, en Manaos, capital del estado de Amazonas, en el noroeste de Brasil, el eclipse pudo observarse pese al cielo gris debido a la nube tóxica que envuelve la ciudad desde hace días por incendios en la selva amazónica.
La NASA, que transmitió en directo entre las 15:30 y 17:15 GMT, había urgido a las personas tomar medidas preventivas y utilizar gafas de visión solar, nunca lentes de sol regulares, para preservar su visión.
El acontecimiento también sirve de abrebocas para un eclipse total que ocurrirá en abril de 2024. AFP