A la memoria del Dr. Alberto Duarte de Vargas
Hace unos meses, visitaron esta capital dos investigadores vascos, presencia con la que concluían otras muchas que habían hecho al país, en pos de datos biográficos, humanos y políticos del conquistador español (vasco), y también Gobernador, don Domingo Martínez de Irala.
Estos historiadores aún son jóvenes: Ramón Irala Solano, autor de Vida y obra de Domingo de Irala, y Miguel Ángel Elkoroberezibar, autor de Domingo de Irala y su entorno en la villa Bergara. Estas personas se enamoraron del personaje, sin perder su sentido objetivo y crítico. Contaron con los ricos archivos españoles, y algo de este país, y de algunos pretéritos escritos paraguayos y rioplatenses. Contaron con el espaldarazo, riguroso de obtener, de la Academia Paraguaya de la Historia, que prohijó por su profesionalidad a estos escritores y también con el apoyo de nuestro historiador, densamente versado en el Paraguay colonial, don Roberto Quevedo Pfannl, quien por su matrimonio con Marta Zubizarreta se entronca con lo mejor de lo vizcaíno.
Las dos obras se enhebran, aunque el método de investigar sea, en su planificación, diferente. El libro de Miguel Ángel Elkoroberezibar abarca, de preferencia, la prestancia de los Irala, en la villa de Bergara, terminando con el mito de que Domingo de Irala era un segundón en su familia y hombre carente de cultura. El autor demuestra todo lo contrario, descubre al hombre, en sus ancestros, en su hábitat y en los usos y costumbres que enmarcaban la vida en la ibérica península, en los siglos XV y XVI, sobre todo en este último, cuando concluye la unificación de los reinos españoles. Sorprende la rigurosidad de la investigación, que le llevó a revisar anaqueles y repositorios, milagrosamente conservados.
En cuanto a la obra de Ramón Irala Solano, discurre más sobre la leyenda creada sobre un gobernador Irala más munido de indias que de obras firmes, y con la avaricia de poder que le había llevado a oponerse al adelantado Álvar Núñez Cabeza de Vaca, con regio mandato.
Los autores recurrieron al material reunido por la Academia Paraguaya de la Historia, en ocasión de los 400 años del óbito de gobernador Irala (1956), y a las fuentes más próximas del mismo instituto, en vísperas de cumplirse los 450 años del mismo hecho, y por supuesto a don Ricardo de Lafuente Machaín, a quien las letras y la sociedad paraguaya deben tanto.
Recuerdo, con emoción de paraguayo, el contento que tuvieron estos autores cuando fueron a recorrer, de punta a pértigo, la calle Gobernador Irala, en el barrio Sajonia, calle que no favorece al “fundador del Paraguay”, como lo dijera uno de los autores. Irala tuvo amigos y enemigos, aun en días cercanos en este país, y por lo narrado por los vizcaínos historiadores, poca o mala fama posee en la Península Ibérica.
Con un manejo profesional y acabado, los dos autores han apuntalado la vida, la obra y los avatares de este don Domingo Martínez de Irala, que irrumpe en la historia nacional para dejarnos hasta hoy marcados acentos, diferentes al clásico coloniaje español, normalmente ceñido “in extremis” a la legislación colonial.
No habría que olvidar que en los mapas de la primera hora del coloniaje, el Paraguay, Corrientes y Entre Ríos, estos dos últimos en Argentina, eran llamados Nueva Vasconia, como vascos fueron los que fundaron Asunción, la segunda Buenos Aires y Montevideo.
La obra de estos autores pone los puntos principales para definir usos y hábitos vascos en nuestra historia y cultura, de la que localmente es hábil conocedor el Dr. Enrique Ibarra y lo fue don Óscar Ferreiro.
Los libros que dan pie a este comentario no son el homenaje gratuito de dos vascos a un vasco inmensamente singular, como lo fue el gobernador Irala. No; son la demostración eficiente de cómo se busca y se escribe verdadera historia.
Dos investigadores españoles siguieron la estela del conquistador y gobernador español, y el resultado fueron dos sendos libros.
Investigaciones
Pedro GamarraDoldán
Investigador