Me estoy refiriendo al presidente, a los senadores, diputados, etcétera, defendidos en su persona con una pena de quien atente contra su vida de 30 años. Pena, expresada con vaguedad, que se presta a penas menores a capricho de la acusación cuando no sea letal. Cuidado con dar elementos que se presten a exageraciones.
Hoy me estoy refiriendo al presidente, senadores y diputados, etcétera, pero no por la posibilidad de que se atente contra sus personas, sino con la duda de si pueden dormir tranquilos cuando hay millares de familias paraguayas que apenas si pueden dormir decentemente en una cama en las chozas del interior del Paraguay y en los cubículos de terciadas o latas en la capital de la República en calles y plazas, por la inundación.
Ustedes duermen tranquilos en buenas camas y piezas y no parecen sentir el dolor de los que viven hacinados en la miseria y, sin embargo, saben que por el cargo que tienen, que todo esto se puede remediar ya y no hacen nada, y esto revela una conciencia muy sucia y baja.
Señor presidente, senadores y diputados, en República Dominicana he visitado los galpones donde tenían viviendo a sus esclavos haitianos los latifundistas dominicanos y aquellos eran mejores. Al menos eran de adobe, amplios y defendidos del frío y del calor. Mejores que los cubículos y chozas de nuestros hermanos paraguayos en el interior y en los refugios por la inundación.
¿Qué les exigimos como ciudadanos? Que se hagan ya piezas desmontables y en esas plazas grandes donde los adinerados que la rodean no lo permiten y están vacías, se pongan viviendas sencillas dignas, de modo que pasada esta inundación se desmontarán y guardarán para la siguiente, que nunca debiera de llegar.
Hagan de una vez una costanera que sirva de defensa con todos los elemento necesarios (compuertas, bombas, etc).
Para nosotros, ustedes están ya aplazados en todo esto.