“Que haya justicia en Paraguay y que haya una verdadera justicia para las víctimas de Ycuá Bolaños”, pedía entre sollozos, Griselda Centurión en la basílica de Caacupé.
La joven oriunda de Coronel Oviedo llegó hasta los pies de la Virgen caminando desde la ciudad de Piribebuy.
Sin contener las lágrimas recordó a su prima Gladys Centurión, fallecida en el siniestrado supermercado, para quien pidió que la Justicia se expidiera con mayor severidad ya que para ella el fallo de los jueces no castiga la magnitud de las pérdidas humanas sufridas por varias familias.
Andrés Ávalos también llegó hasta el santuario a clamar por justicia. El septuagenario proveniente de la localidad de Roque González de Santa Cruz, distante aproximadamente 100 kilómetros de la villa serrana, oró a la Virgen para que la Justicia caiga sobre los asaltantes que casi lo matan en su casa, al robarle el fruto de la venta de dos vacas, en un violento episodio ocurrido hace cuatro años.
“Antes de morir quiero ver que se les castigue a los que me robaron, le pido a la Virgen que me muestre su poder”, refirió en guaraní.
Para don Andrés las autoridades nacionales no sirven y tiene que ser cambiados. “Nada hacen por los pobres, ¿para qué quieren seguir? No hay seguridad, ni trabajo, lo que hay son muchos bandidos”, reclamó.
Agregó que la situación “está cada vez peor, los pobres vivimos abandonados, yo todavía vivo bien, pero en mi comunidad ya hay gente que sufre hambre”, refirió.
“Ivai ha ivaivéta (está mal y empeorará)”, sentenció el anciano al juzgar la marcha del país.