Desde hace semanas, el propio presidente de la República se encierra en Palacio de López hasta altas horas de la noche buscando dar con sus pares de la región e intentar por motus propio negociar la adquisición de las vacunas.
No conforme con eso, y ante los improductivos esfuerzos, el jefe de Estado designó a dos emisarios en busca de las dosis, de modo a atenuar las críticas y la impaciencia ciudadana.
Días atrás, el canciller nacional Euclides Acevedo emprendió viajes a la Argentina y al Brasil, un apresurado tour sanitario en busca de las preciadas vacunas, pero sin éxito. En Brasil, se reunió con su par Ernesto Araújo, a quien le solicitó apoyo político, vacunas y hasta medicamentos, pero sin éxito, debido a la catastrófica situación sanitaria del país vecino, por lo que se vino nuevamente con las manos vacías. Este hecho enervó al pintoresco político, quien fiel a su estilo se mostró hastiado e incluso reclamó públicamente al mecanismo Covax por la tardanza en la llegada de los inmunizantes.
Euclides dejó entrever su hartazgo hacia este mecanismo, y en forma adrede “confundió” el apellido del representante de la OMS Luis Escoto.
Incluso, desde el Ejecutivo se comenta que esta situación produjo un entredicho entre el canciller y el ministro de Salud y, por ende, Acevedo ya dejó la negociación en manos de Julio Borba.
Otro emisario del Ejecutivo en busca de vacunas es el recientemente designado asesor en Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Federico González, quien viajó esta semana a Rusia para reunirse con el viceministro de Relaciones Exteriores de ese país, Serguéi Ryakov, con el objetivo de abordar el tema relacionado con el suministro de la vacuna Sputnik V.
González confirmó que esta semana llegarían 10.000 dosis de la vacuna Sputnik V.