Se trataba de una niña a la que su padres Evelia y Hugo Fernández habían decidido llamar Guadalupe Luján. “Son unos asesinos estos doctores y enfermeras”, criticó María Clotilde Domínguez, suegra de la joven.
La embarazada primeriza llegó al centro médico el jueves a las 21.00. Pese a tener contracciones y dilatación no fue atendida inmediatamente por los médicos, relató Isabel Fleitas, madre de la paciente.
Luego de revisar a la joven, los médicos le recomendaron que vuelva a su casa y retorne al hospital al día siguiente por no reunir condiciones para ser internada. Pero, la embarazada se quedó en el servicio de urgencias aguardando para dar a luz. Ante tanto dolor insoportable, la joven pidió de rodillas que la atiendan, pero sus súplicas fueron ignoradas por el personal de blanco, lamentó Isabel Fleitas.
Según la doctora Carolina Acosta, jefa del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Central de IPS, le realizaron tres revisiones a Evelia durante las cuales se detectaron latidos positivos del feto, antes del inicio del parto. El primero se hizo a las 22.30, después a las 00.00 y finalmente a las 5.30, explicó.
Finalmente, a las 7.20 fue atendida y se constató que no había signos vitales del bebé, por lo que se procedió a un estudio de salud fetal y se confirmó el óbito (deceso). Posteriormente, fue sometida a cesárea y se encuentra internada.
La doctora Acosta no supo explicar el por qué no internaron a la paciente pese a presentar signos de dilatación.
“Según consta en el libro de admisión de la sala de partos no reunía condiciones para ser admitida. No había criterios para internación, según el manual de procedimientos del servicio”, dijo Acosta.
La asegurada siguió su control prenatal en Capiatá. “Aparentemente no había ningún factor de riesgo. Existe un porcentaje de muertes de causas aparentemente inexplicables”, argumentó la especialista.
Anunció que se elevó un pedido de auditoría médica para investigar el caso y conocer qué fue lo que aconteció con la paciente.