29 mar. 2024

De liberales, clases medias y cuidados apocalípticos

¿Liberales? En Adivina quién viene a cenar (1967), una joven blanca (Katharine Houghton) y un joven negro (Sidney Poitier) se conocen y rápidamente deciden casarse. Viajan entonces hasta la casa de los padres de ella, en San Francisco, para contarles la “buena noticia”.

La madre (Katharine Hepburn) es una sofisticada galerista de arte y el padre (Spencer Tracy) es el propietario de un periódico. Criaron a su hija bajo las ideas liberales de la independencia y la tolerancia, pero la posibilidad de un matrimonio interracial en su propia familia losllena de dudas, mientras los derechos civiles avanzan en el mundo exterior.

El mejor amigo del padre (Cecil Kellaway), un simpático monseñor, luego de escuchar sus miedos ante el casamiento, entre bromas y de veras, le dice algo que me recuerda, en general, a los liberales de todo tiempo y lugar; y, en particular, a algún que otro exaltado comunicador local autodefinido “demócrata”, como estos padres, pero vociferante de la intolerancia como cualquier neofascista a los que supuestamente critica cuando habla o escribe.

Divertido por pescar a su amigo progresista en aguas conservadoras, el inolvidable sacerdote le dice entre risas al angustiado padre:

“Siempre creí que tras esa fachada de liberal militante debe haber algún tipo de fanático reaccionario tratando de salir”.

CÓMO VIVIR... OTRA VEZ. Son ocho los episodios. Fleishman is in trouble (Apple, 2023) es, superficialmente, una miniserie sobre la separación, el divorcio, el abandono. A mayor profundidad —y aquí es donde la historia, producida por los creadores de Little Miss Sunshine, Valerie Falks y Jonathan Dayton, encuentra su verdadero público, es una larga reflexión sobre los dolores de la mediana edad en las clases medias, sobre la resiliencia y el cuidado, sobre la súbita maduración de niños y adultos, sobre la amistad perdurable.

Basada en la novela de Taffy Brodesser-Akner, los problemas del recientemente divorciado Toby Fleishman (Jesse Eisenberg) comienzan cuando despierta y encuentra que su ex esposa trajo a sus dos hijos a su departamento durante la madrugada, para luego desaparecer. Estos problemas a que hace alusión el título se resumen en uno: cómo vivir una nueva vida, sin echarlo todo a perder… otra vez. Están Claire Danes como Rachel, la ex esposa con ambiciones de ascenso social, y Lizzy Kaplan como Libby, la mejor amiga de Toby y (fundamental) narradora de la historia, una periodista freelance con agudo sentido del humor y especial capacidad para la reflexión existencial, filosófica. Estas actrices y Eisenberg logran conmover con un trabajo dramático de vieja escuela (físico, dialogante, lleno de matices), de los que no abundan entre tanta oferta demasiado previsible de series de subgénero. Judío en la vida real y en la historia, la performance de Eisenberg tiene algo neurótico que recuerda a Woody Allen como actor.

Es un drama Fleishman is in trouble; pero más todavía teniendo en cuenta su tema a menudo tratado en otras producciones con sentido puramente trágico y grandilocuente, es también una comedia. Hay un permanente sentido del humor, sobre todo en los primeros seis episodios. Estos neoyorquinos cuarentones saben cómo herir a sus semejantes como lo saben los maridos y las esposas, aunque también saben sanarlos. Por eso me aventuro, muchos saldrán algo recobrados de sus propias experiencias traumáticas. Con lágrimas en los ojos y risa en la boca.

SOBRE EL CUIDADO. Para muchos es hasta ahora la mejor serie del año: The last of us (HBO, 2023). Sin entrar en antojadizas discrepancias deportivas, se puede decir, sin embargo, que la historia protagonizada por Pedro Pascal y Bella Ramsey es por todo lo alto la que esperábamos acerca de un mundo apocalíptico y pandémico en donde la dialéctica del cuidado mutuo, ante la falta de projimidad y hogar, adquiere dimensiones muy actuales. La performance de Ramsey no desmerece un Emmy.

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