16 jul. 2025

Cruhy ahora es coordinador de programas de reinserción

El 11 de abril de 2001, Arroyo Folle ingresó a la cárcel de Tacumbú por este caso. En el 2004 fue condenado a 25 años de cárcel por el múltiple homicidio ocurrido en San Lorenzo.

Desde entonces, hasta hoy, pasaron 17 años en los que recorrió varios penales como el de Emboscada Antigua, la Esperanza y luego volvió a Tacumbú.

En sus primeros años, sobrevivió en medio de la violencia que se vive detrás de rejas. Participó de un motín en Emboscada, según él mismo lo relata en el libro Historia de un preso paraguayo, 9 años en Tacumbú, que fue lanzado en el 2011.

Actualmente, vive en el pabellón D que es administrado por la Iglesia Católica. Es articulador, apoya las actividades para la reinserción.

Las autoridades penitenciarias afirman que su comportamiento es bueno y no se tienen reportes negativos sobre él. Está calmo y no tiene problemas con nadie, aunque es muy conocido y respetado dentro del penal por sus antecedentes. Es uno de los personajes más emblemáticos que se tienen actualmente”, explicó una fuente del penal más grande del país.

Arroyo adquirió varios oficios estando tras las rejas, uno de ellos fue el de la enfermería. En el año 2015 trabajó como voluntario en el pabellón de sanidad del penal.

Por ese entonces, en una conversación con ÚH sostuvo que la rehabilitación social de las personas privadas de libertad no es un mito.

En ese momento, se mostró confiado en dejar el mundo de la delincuencia y buscar una nueva vida. “La rehabilitación es posible. Yo soy un ejemplo de ello. La ayuda espiritual es fundamental para las personas que quieren reinsertarse”, reflexionó.

Luego de varios años en prisión, Arroyo Folle solicitó la revisión de la condena, alegando que es inocente. Manifestó que fue torturado y obligado a confesar el crimen. Sus pedidos fueron rechazados por la justicia.

Su hermano Julio César, que había sido condenado a 8 años, por ser menor, ya está en libertad.