Es decir, la crisis no es únicamente de esta gestión, encabezada por el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, sino de todo un modelo que hoy se ve agotado. Es lo que sostiene el politólogo Marcos Pérez Talia, al destacar al Covid-19 como “un acelerador de tendencias ya existentes”, referenciando las expresiones de una analista argentina de hace un año.
“No está en crisis la gestión actual solamente, sino un modelo de gestión histórico. No es una crisis de una facción que gobierna, sino de un sistema de gestionar la cosa pública que parece agotado en todas sus expresiones”, aseveró Pérez Talia sobre la situación en Paraguay.
Ya el pasado año se esperaba que la pandemia viniera a reforzar, “casi al nivel de exacerbación, las actividades, fuerzas o conductas que venían reproduciéndose a lo largo del tiempo, algunas con cierta inercia”, explicó.
No es novedoso que el sistema sanitario, por ejemplo, no cubra las necesidades de la población que debe recurrir a otros países para recibir asistencia.
“La pandemia dejó al desnudo el raquítico sistema de salud, que si bien siempre hizo aguas por todos lados, tenía dos válvulas de escape: (i) la clase media para abajo se refugiaba en los hospitales públicos de Argentina, y (ii) la clase alta iba al Sirio Libanés o a los demás sanatorios de alta complejidad de la región. Con las fronteras cerradas nos hemos visto atrapados en un sistema sanitario público que ni siquiera fue capaz de prever compras de insumos suficientes en un momento de pandemia”, reflexionó.
A todo esto se sumó la evidente gestión ineficiente para obtener vacunas y las relaciones diplomáticas que necesitan replantearse. Y entre los casos más graves se encuentran los hechos de corrupción y la manipulación de la Justicia.
“Si bien la crisis es mundial, en Paraguay se agravó aún más sin vacunación masiva, sin insumos en los hospitales públicos, con licitaciones públicas sospechosas y con una Justicia selectiva que solo persigue implacablemente a quien protesta. Eso promovió una serie de manifestaciones desde marzo, cuyo fin no aparece aún en el horizonte y ya se cobró varios altos cargos en el gobierno”, remarcó.
Y finalmente, era imposible que no se dieran reacciones de indignación ciudadana.
“Lo inédito del caso es que estas manifestaciones ponen en discusión, ya no solamente la mala gestión de una facción que gobierna, sino de un sistema de gestionar la cosa pública que parece agotado en todas sus expresiones, que tomó la forma sintetizada en el hashtag #ANRNuncaMás”, concluyó el analista.
ANR capturó al Estado. En los últimos días se vio un fuerte rechazo ciudadano hacia la Asociación Nacional Republicana (ANR), no solo en redes sociales, con las diversas campañas, la principal #ANRNuncaMás, sino también con movilizaciones y muestras de hartazgo en las calles, que hasta terminaron en varios incendios provocados a sedes del Partido Colorado.
Para la politóloga Rocío Duarte, las manifestaciones de repudio hacia el partido de gobierno se deben a que la ciudadanía considera que el Estado fue capturado por la ANR. Las reacciones responden a una ola de indignación por las deficiencias en los servicios públicos. “Las expresiones de rechazo contra la ANR que aparecen tanto en las calles como en las redes sociales son representativas de sectores de la población que identifican la captura del Estado por parte de este partido como la causa de las ineficiencias en la administración pública, de la gestión de la pandemia en particular”, dijo.
No obstante, ante la hipótesis de que esto podría afectar al partido en las elecciones, la analista consideró que depende de las figuras que proponga la oposición. “Queda la gran duda acerca de la capacidad que tendrán otros partidos políticos para traducir ese descontento ciudadano en votos a candidaturas que le puedan hacer competencia a la ANR. El desempeño de la ANR en los procesos electorales tiene relación con su capacidad para movilizar sus bases en torno al ejercicio del voto más que con su imagen o sus propuestas de gobierno, por eso han conseguido mantenerse en el poder tanto a nivel del Gobierno central como de los gobiernos municipales por tanto tiempo”, puntualizó Duarte.
Pero no solo eso, también es de importancia la capacidad de financiación que siempre caracterizó al partido.
“Su fuerza electoral también tiene relación con la debilidad de las opciones opositoras para generar apoyo entre amplios sectores de la población y para establecer alianzas que les permitan sumar los votos de sus bases. En ese sentido, mientras la ANR cuente con los recursos para las campañas electorales sigue teniendo grandes posibilidades de tener el control de las administraciones municipales”, afirmó la politóloga.