El temor a que se produzca un estallido social en Paraguay como sucede en países de la región como Chile y Ecuador, tiene preocupado a algunos sectores políticos, sobre todo del oficialismo.
El politólogo Guzmán Ibarra explicó que la desconfianza en las instituciones democráticas fueron aumentando por el mal manejo político.
“En el caso paraguayo, lo que preocupa es que estos altos niveles de desconfianza en instituciones claves de la democracia, sumada a los problemas sociales, puedan generar o aumentar las dudas respecto a la legitimidad de la democracia liberal. Cuando los actores ponen en cuestión la legalidad democrática, cuando no se aceptan mandatos, entonces estamos ante una crisis de legitimidad y, esto es también resultado del pésimo manejo político y alejamiento de las élites políticas respecto a los problemas de la ciudadanía”, explicó el analista.
En Chile y Ecuador, señaló, existen condiciones estructurales y decisiones políticas que pudieron disparar las reacciones. Pero el aumento de la desconfianza, sin definirla como causa, es un aspecto común en la región.
“Hay un descenso en el apoyo a la democracia en los últimos dos años en casi todos los países, aunque Chile era la excepción. En Ecuador, se redujo del 69% al 50% y en Paraguay, del 55% al 40% entre los años 2017 y 2018, según el Latinobarómetro”, detalló.
En tanto que la confianza en los partidos políticos también es muy baja. En Chile, las personas que confían “algo o mucho” en los partidos son 14%; en Ecuador, 17% y en Paraguay, el 20%. En similar situación se encuentra el Congreso, apuntó el politólogo.
DESIGUALDAD. Un elemento que puede provocar levantamientos es, según algunos analistas, como José Carlos Rodríguez Alcalá, es el alto nivel de desigualdad.
En este punto, Paraguay es el país que encabeza la lista, recordó Ibarra.
“Desde el punto de vista de las condiciones estructurales, si consideramos la desigualdad en los ingresos a través del Índice de Gini del Banco Mundial, Paraguay (48,8), Chile (46,6), Ecuador (44,7), junto con Colombia (49,7) y Brasil (53,3), están a la cabeza de los países más desiguales del Cono Sur. Y esto a pesar de que la pobreza fue reducida de forma muy significativa en los últimos 10 años”, recalcó.
Todas estas situaciones podrían debilitar la democracia y, según el profesional, los últimos estudios internacionales coinciden en que estos sistemas no caen de golpe ni por golpes, como hace décadas.
“Sino que hay un proceso de desgaste y tensiones muy fuertes que la van debilitando. Estas dificultades que enfrenta la democracia liberal muchas veces son aprovechadas por los ‘autoritarismos competitivos’ para tomar el poder por medio de las elecciones y socavar aún más la democracia”, sentenció Ibarra.
Este es, desde el punto de vista de Ibarra, el peligro real y latente y que no se debe dejar de lado al analizar el contexto paraguayo. Agregó que también en negativa “la creencia en un líder carismático, en un héroe mesiánico, que nos resuelva todos los problemas”.
Finalmente, destacó que existe gran necesidad de un cambio político. “No hay atajos hacia el bienestar y hay muchos desafíos. Se debe mejorar el rendimiento de las instituciones públicas, la calidad de la representación, evitar que el narcotráfico y su dinero se apoderen del Estado, mantener un sistema económico estable, reducir la desigualdad social, mejorar la salud y educación, entre otros. Y estos deben encararse en el marco del respeto a las reglas de juego democráticas”, concluyó.
40 por ciento es el apoyo a la democracia en Paraguay que se redujo del 55% entre 2017 y 2018, según Latinobaróme
48,8 por ciento es el nivel de desigualdad en los ingresos en Paraguay según el Índice de Gini del Banco Mundial.