18 abr. 2024

Contrabandistas en frontera Paraguay-Brasil

En el país del contrabando, como se lo conoce al nuestro desde tiempos inmemoriales hasta ahora, la precisión en la descripción de los involucrados es de gran utilidad. Dejemos de lado por de pronto, sin subestimarlos, los productos de comercialización expresamente prohibidos, como estupefacientes, armamentos, rollos de madera, etc., así como la evasión tributaria, el lavado de dinero y el crimen organizado. Concentrémonos ahora solo en una parte de aquellos de libre comercialización: La de productos informáticos, electrónicos, ferretería, artefactos, aparatos y repuestos varios para la oficina, el hogar y los automóviles así como perfumes, cosméticos, ropas, etc. La mayor parte de ellos es llevada de contrabando al Brasil desde Ciudad del Este, Salto del Guairá, Pedro Juan Caballero y otras fronterizas ciudades paraguayas.

PEQUEÑO CONTRABANDO… Hay que empezar distinguiendo entre turistas, sacoleiros, fleteros y grandes contrabandistas. Sacoleiro es el que se gana la vida comprando productos de un lado de la frontera y revendiéndolos con bolsos portables, del otro lado, a domicilio así como en fábricas y oficinas. Lleva todo lo que literalmente le cabe en su bolsa (sacola). Los sacoleiros vienen en ómnibus con lista predeterminada de compras y llevan lo que les permite el bus. Los fleteros son ya pequeños empresarios de frontera, de mayor capital y compras. Transportan en vehículo propio (coche o camioneta). Son compradores de escala intermedia. Los turistas también realizan compras, pero generalmente están destinadas a su consumo personal y de su familia. Tienen por límite de compra 300 USD por mes, monto excedido ampliamente por los compradores organizados ya empresarialmente.

… Y A GRAN ESCALA. Contrabando de estas magnitudes es el realizado por megaempresarios vía acoplados, contenedores, camiones, barcazas, avionetas y otros medios de transporte de gran capacidad. El gigacontrabando es el realizado por ellos. Son empresarios del comercio ilícito. A su cargo corre la mayor parte del mismo.

CONTROLES. En el lado brasileño son relativamente laxos y casuales. Solo por muestreo suelen detectar a contrabandistas excediéndose en el límite señalado. Si lo superan, deben pagar por la diferencia los impuestos brasileños del caso, mucho más altos que los paraguayos. En Paraguay, los controles son casi inexistentes y poco intimidatorios, en el sentido de que hallándose a infractores con “las manos en la masa” estos pueden superar el inconveniente usualmente con propinas generosas a los controladores, de mayor o menor cuantía dependiendo de las circunstancias.

ESCASOS APORTES. En cuanto al origen o la ciudadanía del traficante ilegal, los importadores brasileños y extranjeros (árabes, chinos, etc.) en territorio brasileño, con frecuencia no residen en ciudades paraguayas. Algunos hacen figurar en documentos que sí para abrir sus negocios en Paraguay, pero en realidad viven en ciudades brasileñas, cruzando la frontera todos los días. Sus hijos estudian, compran y se entretienen en Brasil, van a hospitales allí, etc. Pocas veces se preocupan por la mejora de nuestras ciudades, pero deberían hacerlo siempre por tener sus negocios aquí. Así como lo deberían hacer también los paraguayos y extranjeros asentados del lado paraguayo. Que conste que nuestras autoridades tampoco se lo exigen. ¿Quién querrá realizar aportes si no existe ninguna imposición para hacerlo o si, existiendo ella, casi todos la evaden?

SERVICIOS BÁSICOS. Todos los que viven del lado paraguayo sufren la mala calidad de los servicios básicos, de la inseguridad y de la deficitaria infraestructura, pero sacan provecho de ciertas ventajas de la clandestinidad y la ilegalidad, de controladores venales, de tributos bajos, tanto los de municipios como los del Gobierno Central. Además, la corrupción aquí es igual de grande que en Brasil, pero nuestra impunidad es mayor que allí. Ergo, en nuestro país contrabando y evasión tributaria son enormes y la recaudación pequeña, mientras lavado de dinero, giros ilegales y crimen organizado han aumentado en los últimos tiempos. Más que estado de derecho en democracia, esto más bien aparenta ser ausencia de Estado, en anarquía, con cleptocracia e ineptocracia a tutiplén. Ideal para el mundo del hampa.

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