En esta entrega, la doctora Belén Espínola trata la gestión de emociones en situaciones desafiantes en niños y cómo motivar su desarrollo positivo para una adultez más llevadera.
La infancia es una etapa crucial en el desarrollo emocional de los niños, donde aprenden a comprender y manejar sus emociones. Enfrentar situaciones desafiantes es una parte inevitable del crecimiento y enseñar a los niños a gestionar sus emociones durante estos momentos contribuye significativamente a su bienestar a lo largo de la vida.
La base de la gestión emocional radica en reconocer y validar las emociones. En situaciones desafiantes, es esencial que los niños se sientan comprendidos. Como adultos, debemos escuchar con empatía, validar sus sentimientos y mostrarles que es natural sentirse de cierta manera ante ciertos eventos. Capacitar a los niños con estrategias efectivas para regular sus emociones es fundamental. Técnicas como la respiración profunda, la visualización, o el contar hasta diez pueden ayudarles a calmarse cuando se enfrentan a desafíos. Fomentar el uso de estas herramientas desde temprana edad fortalece su capacidad de autorregulación.
Los niños aprenden observando a los adultos a su alrededor. Por lo tanto, es crucial modelar comportamientos positivos frente a situaciones desafiantes. Mostrar cómo gestionar el estrés o la frustración de manera constructiva les brinda un ejemplo valioso y les enseña estrategias efectivas.
Establecer una comunicación abierta es esencial para que los niños se sientan seguros expresando sus emociones. Crear un ambiente donde puedan hablar sin temor a ser juzgados facilita la identificación y resolución de conflictos emocionales. Los desafíos son oportunidades de crecimiento. Ayudar a los niños a entender que las situaciones difíciles son parte de la vida y que pueden superarlas fomenta la resiliencia. Celebrar los logros, por pequeños que sean, refuerza su confianza en sí mismos. Crear rutinas y preparar a los niños para situaciones desafiantes les brinda un sentido de seguridad y control. Saber qué esperar y contar con estrategias para enfrentar desafíos específicos, reduce la ansiedad y facilita la gestión emocional. La gestión de emociones es una habilidad crucial que sienta las bases para el bienestar emocional a lo largo de la vida. Como adultos, nuestro papel es guiar a los niños en este proceso, brindándoles las herramientas necesarias para afrontar con éxito los altibajos de la vida. Al invertir en la gestión emocional desde la infancia, contribuimos a la formación de individuos resilientes y emocionalmente saludables.
Sugerencias para cultivar la resiliencia
• Elogiar esfuerzos y logros, no solo resultados. • Enseñarles a reconocer y apreciar sus propias fortalezas y habilidades. • Fomentar un ambiente que celebre los intentos, incluso cuando no son exitosos. • Enseñar estrategias específicas para manejar el estrés, como la respiración profunda o la relajación. • Ayudarles a identificar pensamientos negativos y reemplazarlos por pensamientos positivos y realistas. • Fomentar la resolución de problemas y la toma de decisiones informadas. • Exponer gradualmente a los niños a desafíos que les permitan aprender a lidiar con la frustración. • Enseñarles que los errores son oportunidades de aprendizaje y no razones para desanimarse. • Modelar una actitud positiva hacia los desafíos, mostrando cómo enfrentarlos con paciencia y perseverancia.