Días atrás una importante autoridad del Ministerio de Salud describió la crítica situación sanitaria del país con la siguiente expresión: “Estamos en el horno”. Para muchos estas palabras significan que ya no tenemos solución, que estamos perdidos y que ya nada se puede hacer. Que llegó el fin.
Pero desde el punto de vista positivo, optimista, pasar por el horno puede implicar la solución o la respuesta a lo que se está esperando. Por sobre todo, que ya está en el horno y que pronto va a salir de ella y que volveremos a normalizar las actividades.
Particularmente quiero sumarme a los que miran desde un punto de vista positivo el hecho de que estemos en el horno y mantener la esperanza de que de viene la solución a la angustiante situación sanitaria del país.
Cuando nos preguntamos por qué estamos en el horno las respuestas son variadas dependiendo del punto de vista de cada sector.
Para los médicos la actual situación sanitaria obedece a que la población no se cuida, no toma las precauciones, no cumple la indicaciones para evitar los contagios o porque una vez contagiado dejó pasar mucho tiempo para consultar o medicarse.
Desde el punto de vista de la población la situación obedece a que el Estado descuidó la infraestructura sanitaria del país, que se malutilizaron los recursos, que no hay suficientes hospitales. Lo más habitual es escuchar que el Gobierno fue incapaz de gerenciar la compra de vacunas en tiempo y forma, que esa en la razón por la cual estamos es una calamitosa situación.
Desde el punto de vista del Gobierno se esta haciendo todo lo posible para proveer todo cuanto se necesita y que si algunas cosas faltan es por la demanda de los medicamentos e insumos más utilizados para tratar a los infectados por el coronavirus. Que hay una puja a nivel mundial por conseguir los fármacos y mayor aún es la guerra por la vacunas. En otras palabras, haya respuestas para todos, pero ninguna, lastimosamente, trae la solución al problema sanitario que nos agobia desde hace más de 14 meses.
Ahora bien, si cada sector pusiera toda su buena voluntad y predisposición y aunamos esfuerzos creo que aún hay margen para disminuir los contagios que en los últimos días registraron cifras récord.
Esta guerra contra el Covid-19 requiere del aporte de todos los sectores para disminuir las bajas que esta sufriendo la población paraguaya.
Se puede apelar, una vez más, a la buena predisposición de los médicos, enfermeras, paramédicos, administrativos y todo el plantel del Ministerio de Salud, del IPS para extremar esfuerzos a la hora de atender y tratar a los pacientes.
Si el sector médico pone todo de su parte, la población está obligada a hacer el mismo esfuerzo en cuidarse, evitar las aglomeraciones, consultar a tiempo y seguir las indicaciones médicas para que el tratamiento surge el efecto positivo esperado.
Si la población esta poniendo todo de sí, al Gobierno no le queda otra opción más que extremar el esfuerzo para conseguir los fármacos y las vacunas que sean necesarias.
Cada sector de la sociedad debe aportar en esta lucha contra el virus antes que distraer la fuerza y el tiempo buscando a quien culpar.
En el año 600 antes de Cristo, en el libro de Daniel se relata la historia del rey Nabucodonosor, que envió a un horno de fuego a tres hombres por no obedecer un mandato real que él impuso.
Tal fue el enojo del rey que mandó calentar siete veces más el horno para que los insurrectos no tengan opción de salir vivos de aquel lugar.
Pero grande fue la sorpresa de este emperador al ver que los tres hombres tirados al horno no sufrieron ningún daño y tuvo que reconocer que el Dios de los Judíos era el Altísimo.
La fe en Dios les salvó a estos hombres de morir en el horno de fuego. Creo que Paraguay también saldrá de esta pandemia.