Lo que pinta la sentencia del tribunal integrado por Liliana Flores Negri como presidenta; los miembros Hugo Segovia Villasanti y Alicia Orrego, es casi la historia de una novela cuyo drama está en un triángulo amoroso, con el desenlace fatal en la compañía Yca’a de Luque.
La acusación fue sostenida por las fiscalas Cynthia Espínola y María Luján Estigarribia. Según la investigación, ambas abogadas, por las tardes, eran del equipo político de aquel entonces candidato a concejal de Luque, Rodrigo Blanco, hijo del ministro de la Corte, Sindulfo Blanco. Ninfa desde el primer momento empezó a engatuzar a Verónica, quien estaba casada, con dos hijos.
De acuerdo a los relatos de una amiga de la víctima, esta, pese a estar casada, le confesó que tenía una relación sentimental con Blanco y que además estaba saliendo con otro hombre. Asimismo, le señaló que tenía como prentendiente a una mujer.
Esta situación no era del agrado de Ninfa, quien –siempre según los datos de la pesquisa– ya tenía un sentido de pertenencia sobre Verónica, ya que le hacía de grandes regalos y según ella “le correspondía”, sin embargo, esa relación se rompió allá por marzo del 2014. Ante esta situación, la ahora acusada intentó suicidarse, pero no lo logró, por lo que su amiga nuevamente fue a buscarla.
Desde esta fecha, Ninfa iba craneando una estrategia. Fue así que el día del crimen, Verónica buscó en un automóvil de marca Nissan, plateado, a Ninfa y se dirigieron hasta la casa de una correligionaria, de nombre Felicia González, pero no llegaron a destino. La ahora condenada sacó el arma y disparó en el pecho primero a la víctima, para liquidarla posteriormente con dos tiros en la cabeza.
posterior. Tras el hecho, la abogada tomó el arma y guardó en una bolsa negra, junto con los objetos y pertenencias de la víctima, además de dos guantes de latex que usó la autora para los disparos. El arma que tenía consigo la mujer la compró del guardia de seguridad Juan Carlos Vergara.
Ninfa llevó las cosas en la bolsa negra y llegó hasta la casa de Felicia González, a quien pidió que le guardara dicho bulto. Se retiró pero regresó nuevamente, en compañía de Vergara, a quien le pidió la bolsa para entregarla al guardia de seguridad.
Este llevó a la asesina hasta cierta distancia, dejándola por el camino. La mujer le pidió a que se deshaga del bulto y así lo hizo, tirándolo en una letrina en la casa donde vivió seis meses antes. El hombre revisó lo que contenía la bolsa y para proteger a su amiga, arrojó el bulto. Vergara fue condenado por esta situación.
Al retirarse de la sala de juicios la condenada Ninfa Morales gritó a la familia de la fallecida: “que sea de provecho para ustedes el dinero de Rodrigo Blanco”.