Con 72 años superó al virus aun sin lograr cama en UTI

CUESTIÓN DE EDAD. Hija de la abuela pasó varias noches buscando una cama en terapia. RESISTENCIA. Aseguran que adultos mayores no son prioridad en UTI y resisten en pasillos y salas comunes.

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Hoy volvemos a casa con mamá, compartió Vitoria Amarilla en sus redes sociales. Su muro fue por más de dos semanas el lugar desde donde realizó sus pedidos de oraciones y ayuda desesperada para conseguir una cama en terapia intensiva, que nunca llegó. Le pusieron nombre y apellido, a lo que pasan los adultos mayores, en la lucha contra cuadros graves de Covid-19. Su madre, Ña Toti, logró el alta médica respiratoria como primera victoria, ahora continuará su camino con las secuelas del ACV, accidente cerebrovascular, que sufrió en el proceso.

En el Hospital de Barrio Obrero, Victoria llegó con sus padres de 82 y 72 años. “El primero en internarse fue su papá, quien superó al coronavirus con un historial de enfisema pulmonar y alzhéimer”, cuenta. Mientras que su mamá, que venció al cáncer, no registró un cuadro de alarma en principio y fue enviada a casa. Unos días después, la situación de Ña Toti, madre de Victoria, se complicó hasta desarrollar la tan temida neumonía bilateral.

Vico, como la llaman en casa, varias noches sostuvo la mano de su mamá como si fuera la última. Doña Toti los primeros días resistió en el pasillo en una silla con oxígeno, luego en una cama de terapia intermedia experimentando bajas dramáticas de saturación de oxígeno esperando ingresar a UTI. “Mi mamá evolucionó esperando una cama en UTI, porque los planes de Dios son perfectos. Después de tanto sufrimiento, de tantas malas noticias. No hubo un solo día que no me dijeran que a mamá le salvaría solo un milagro”, afirma Victoria. Y recuerda el impacto emocional de la espera. “Muchos días me pidieron quedarme en la puerta de la urgencia, porque mamá ya no iba a amanecer. Eso no le deseo a nadie, el dolor que se siente, la impotencia es inmensa”, relata Victoria.

POR PRIORIDAD

Vico buscó desesperada espacio en el sector privado para sumarse al convenio del Ministerio de Salud Pública para ingresar a terapia, y aunque contaba con la indicación de los médicos y la contrapartida del sanatorio privado que validaba que tenía el espacio, no pudo acceder al programa.

“No se le pudo trasladar porque el Ministerio de Salud no autorizó, depende mucho de la edad, a partir de los 50 años no es prioridad para una cama en UTI”, asegura Vico. Sin el aval del Ministerio, la única opción era ingresar de forma particular al servicio privado, con el depósito de 50 millones y unos 18 millones diarios, la meta era muy lejana e iniciaron la resistencia.

En el Hospital Barrio Obrero, el pedido constante de atención es una realidad para los parientes de pacientes que tienen que permanecer recorriendo los pasillos. Cada procedimiento, como el cambio a una cánula de alto flujo, son victorias que cuenta Vico como conseguidas por insistir. Resalta que sabe y vivió el colapso, pero que muchas veces sintió el abandono en el servicio.

Tras 16 días, doña Toti pasó a una sala normal y finalmente unos tres días después volvió a su casa. “Cuando por fin parece mejorar la parte respiratoria, la neumonía empieza a cicatrizar, ahora nos enfrentamos al ACV isquémico. Vamos a hacer hasta lo imposible para revertir nuevamente todo pronóstico. Dios no nos abandona nunca y sé que mi mamá se va a recuperar por completo”, reafirma Vico.

No se le pudo trasladar porque el Ministerio de Salud no autorizó. Depende mucho de la edad, a partir de los 50 años no es prioridad para una cama en UTI. Victoria Amarilla, hija de ña Toti.

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