Más tarde, en la doctrina del Cuerpo Místico de Cristo, uno de los temas centrales de su predicación, mostrará esta unión profunda de los cristianos entre sí, por estar unidos a la cabeza, Cristo: si padece un miembro, todos los miembros padecen con él; y si un miembro es honrado todos los otros a una se gozan.
“Vivid una particular Comunión de los Santos: y cada uno sentirá, a la hora de la lucha interior, lo mismo que a la hora del trabajo profesional, la alegría y la fuerza de no estar solo”.
En una homilía el papa Francisco reflexionó: “Esta fe nuestra en la presencia real de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, en el pan y en el vino consagrados, es auténtica si nos comprometemos a caminar detrás de él y con él. Adorar y caminar: un pueblo que adora es un pueblo que camina. Caminar con él y detrás de él, tratando de poner en práctica su mandamiento, el que dio a los discípulos precisamente en la última cena: “Como yo os he amado, amaos también unos a otros”. El pueblo que adora a Dios en la Eucaristía es el pueblo que camina en la caridad. Adorar a Dios en la Eucaristía, caminar con Dios en la caridad fraterna.
Hoy, como obispo de Roma, estoy aquí para confirmaros no solo en la fe sino también en la caridad, para acompañaros y alentaros en vuestro camino con Jesús Caridad. […] Os aliento a todos a testimoniar la solidaridad concreta con los hermanos, especialmente los que tienen mayor necesidad de justicia, de esperanza, de ternura. La ternura de Jesús, la ternura eucarística: ese amor tan delicado, tan fraterno, tan puro. Gracias a Dios hay muchas señales de esperanza en vuestras familias, en las parroquias, en las asociaciones, en los movimientos eclesiales”.
(Frases extractadas del libro Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal, http://es.catholic.net/op/articulos/15699/este-es-el-pan-bajado-del-cielo.htm.