A ver, para explicar mi punto. Es por sabido que hace una semana hubo un operativo en el Norte del país, con el grupo autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), donde mataron a dos menores.
En principio, las versiones hablaban de que cayeron dos líderes del grupo armado, lo que motivó que el mismo presidente de la República se constituyera en el lugar de los hechos para luego dar una conferencia de prensa.
A esto se sumó que luego, ya conocido que no eran líderes, sino niñas, hubo un entierro apresurado de las fallecidas, en tumbas NN, y hasta se quemaron las ropas, según lo reconoció el mismo fiscal de la causa, Federico Delfino.
Lo malo fue que, en la conferencia de prensa donde estuvo el mismo primer mandatario, se presentó la cuestión como una victoria del Gobierno en su lucha contra este grupo delictivo, lo que luego causó indignación y repudio ciudadano.
Para más, al final se supo que las dos niñas tenían 11 años, y no 15 a 18 años, como se dijo en principio. Lo peor es que eran de nacionalidad argentina, lo que derivó en un pedido de investigación del vecino país, y de otras entidades de derechos humanos.
Esto hizo que el mismo fiscal que reveló que se habían quemado las ropas y destruido así las evidencias solicitara a la jueza Lici Sánchez la exhumación de los cuerpos para la identificación de las mismas, sin que se abriera una verdadera investigación sobre lo ocurrido.
Justamente, esto fue aprovechado también por los grupos radicales para sus protestas, que al final tuvieron un efecto búmeran –ya que se desvió la atención de las irregularidades del procedimiento– por la quema de la bandera y la pintata en el Panteón de los Héroes, que también generó el rechazo ciudadano.
Ayer, el Gobierno presentó una denuncia contra el EPP por el reclutamiento de niños, lo que, de hecho, hace rato debería haber sido investigado por el Ministerio Público, porque de las pesquisas que hacían se nota que sabían hace rato de la situación y no hacían nada.
De lo que señalamos, tenemos que si el Gobierno hubiera asumido la culpa de que en realidad mataron a dos niñas, cuando que el objetivo eran los líderes del EPP, y que incluso se abriera una investigación seria de inmediato, preservando las evidencias, la cuestión hubiera sido muy distinta.
Además, también resaltar que existe un reclutamiento de menores por parte de este grupo, tal como lo hacían sus maestros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la cuestión sería diferente.
No creo que se le pudiera reprochar mucho al Gobierno si este hubiera sido su actuar, y lo comunicara convenientemente.
Es despreciable que los del EPP usen a niños como carne de cañón para luego escapar. Esto, en el fondo, es lo que tendríamos que repudiar.
Por otro lado, también quedan otras cosas que investigar. Si es cierto que las niñas nacieron en el Paraguay, ¿cómo cruzaron la frontera y fueron inscriptas como argentinas?, ¿cómo ingresaron de nuevo al país, sin que las autoridades ni siquiera se enteraran?
En definitiva, el mal actuar del Gobierno, sumado a la pésima comunicación, le provocó otra crisis gubernamental que se pudo haber evitado o, en su caso, disminuido. Asumir la culpa de las malas actuaciones y acciones concretas para reparar lo ocurrido es siempre mejor.
Ahora, como se equivocaron en todo, hay que darle una solución con una investigación real y efectiva donde se impute si corresponde a los implicados. Para ello, hay que elegir los fiscales adecuados para que despejen todas las dudas que hay.