–¿Qué desafíos tiene el Cafym actualmente?
–Existe un plan de gestión, enfocado en tres ejes. Primeramente, abogamos por la navegabilidad de los ríos, con obras de dragado y mantenimiento, mejoramiento y desrocamiento, con señalizaciones, cartas náuticas y mayores estándares de seguridad. En segundo término, hay planes de capacitar y entrenar a los recursos humanos, la tripulación, con formación y certificación. El objetivo es elevar el nivel técnico de la tripulación. Como tercer eje está la búsqueda de desburocratizar trámites y revisión de reglamentos y protocolos, como el Tratado de Santa Cruz de 1992. Queremos revisar el Reglamento 7, que habla de dimensiones máximas de convoyes. La normativa tiene más de 20 años y la tecnología avanzó mucho últimamente, ya son otros los estándares.
–¿En qué situación se encuentra ahora el calado en general?
–En este momento vemos que ya pasó el tiempo más crítico de la bajante de los ríos; tuvimos tres meses muy duros con la colmatación del río Bermejo en su desembocadura con el río Paraguay, y arrastramos tres años con aguas relativamente bajas o bajas. Creemos que hay un ciclo macroclimático de estiaje, de bajante, con tendencia a tener aguas bajas en el futuro; pero hoy no es el caso, ya que en el último mes tuvimos muchas lluvias en el Pantanal y en la Región Oriental de nuestro país, que brindó mucha agua a los afluentes del río Paraguay.
–No obstante, hay sobrecostos durante la bajante de los ríos, que afectan negativamente al comercio internacional…
–Los sobrecostos son gigantes, efectivamente; mismo desde nuestra ubicación de competencia permanente con puertos marítimos como Buenos Aires o Montevideo. El tramo fluvial es costoso y tenemos que lograr que sea más eficiente, para que la carga paraguaya sea más competitiva. Al Paraguay, su condición de mediterraneidad le genera barreras de competitividad y tener un sistema de transporte hídrico eficiente es clave para nuestro país. Esta supremacía a nivel regional hace que Paraguay incluso exporte sus servicios navieros al resto de los países de la hidrovía. Además de transportar el 80% de su comercio exterior en barcazas con bandera paraguaya, también transporta casi el 90 % de todos los productos que circulan en la hidrovía por medios fluviales.
–¿Qué perspectivas se tiene en cuanto al dinamismo económico, en general, y del comercio exterior, en particular?
–Las perspectivas políticas y económicas son todas positivas. Creemos que por la hidrovía el comercio crecerá; pensamos que las cargas que van por la hidrovía se duplicarán en volumen en los próximos cinco años. Se nota un inversión brasileña muy fuerte en activos de navegación, tras la declaración de grado de inversión hacia el Paraguay. Hay también muy buenas conversaciones con instituciones del país y con las regionales. Las relaciones políticas son las apropiadas, y los presidentes de Paraguay y Argentina son dinámicos y anhelan quebrar paradigmas de antaño.
–¿Qué productos o rubros son los más transportados por la hidrovía?
–Los productos están segmentados, de acuerdo con la actividad que realizan. Hay grupos de empresas más pequeñas que hacen cabotaje nacional, es decir de un puerto a otro. Hay otras que transportan productos agrícolas, como soja y maíz, por ambos ríos; mientras que existen las que se dedican a carga en contenedores, para exportación e importación. Finalmente, están los líquidos, ubicándose los combustibles para el segmento de importación y los aceites para la exportación.
–¿Cómo está conformada la flota de embarcaciones paraguayas actualmente?
–Existen unas 3.000 barcazas, además de 400 embarcaciones, entre empujadores y buquemotores. No olvidemos que Paraguay tiene la tercera mayor flota fluvial, tras China y Estados Unidos, por lo que la importación o exportación con pabellón nacional paraguayo le brinda gran protagonismo en la región. Se le suman los astilleros y las empresas que brindan los servicios a la industria fluviomarítima.
–¿Qué últimas inversiones se conocen en torno a la expansión de la capacidad logística dentro del sector?
–El ámbito se apresta de cara a las futuras exportaciones: Sabemos que las industrias Paracel y Omega Green requerirán gran capacidad de transporte; eso demuestra también la confianza en la estabilidad económica y jurídica existente en Paraguay. Las navieras, por su parte, están reinvirtiendo y trayendo al país más activos; hay grupos brasileños que apuestan por nuevas embarcaciones.
–¿Cómo viene consolidándose la tarea gremial?
–Somos una entidad fundada en 1940, cumplimos 85 años en setiembre próximo. El Cafym aglutina y representa a más del 90% de la capacidad de bodega de pabellón nacional. Somos 34 asociados y representamos a los segmentos de transportistas, agrícola, combustibles, cargas en container y mineral de hierro. Particularmente, fui electo presidente del gremio el 29 de abril pasado para un periodo de dos años; estoy siguiendo los lineamientos estratégicos ya iniciados por el anterior presidente, Esteban Dos Santos, que fue el primer dirigente de la llamada nueva generación, que tiene una visión renovada de la hidrovía y de la industria naval paraguaya.