La vida de Cola tuvo un dramático vuelco en un día de 2016, cuando un habitante del barrio donde merodeaba le cortó las patas delanteras por haber roído sus zapatos.
John Dalley, un jubilado británico que vive hace varios años en Tailandia, se apiadó del can y decidió recurrir a una empresa local especializada en prótesis para humanos a fin de que fabricara un par de patas para el pequeño.
“Es increíble cómo los perros se adaptan rápido”, dice entusiasmado Dalley, que además de Cola tiene ocho perros más.
Por su parte, el director del laboratorio, Teddy Fagerstrom, manifestó que quisieron crear una prótesis que no fuera demasiado pesada, un poco flexible a nivel de las patas, según informó el sitio digital lanación.com.ar.
Fagerstrom espera que el caso de Cola -el primer perro en utilizar prótesis similares a la de los deportistas paralímpicos, según John- sensibilice a los tailandeses sobre la conveniencia de recurrir a las prótesis de alta tecnología en un país donde tiende a ocultarse la condición de minusválido.