Una de las maestras en confinamiento es Paola Silva, docente de las cátedras de Lengua Castellana y Lengua Guaraní, que debe impartir clases virtualmente a 336 alumnos repartidos en cuatro colegios públicos de Luque.
La educadora explica que la cantidad de estudiantes y sus diversas situaciones, que deben atenderse desde la distancia, la falta de empleos de familiares y la sobrecarga laboral con herramientas precarias, ayudan al crecimiento de las tensiones entre los docentes, además de las familias y los mismos alumnos.
“Hay un cúmulo de tensiones en los docentes, comenzando porque hay una exigencia del Estado de que uno tiene que enviar las tareas a como dé lugar, sin tener en cuenta las situaciones de sus alumnos o de sus familias”, cuenta la profesora.
En las comunidades, dice, hay jóvenes que se reportan luego de un mes de que estuvieron indagando sobre su situación, pero es por la naturaleza de la cuarentena que dio pie a una crisis económica con miles de padres sin empleos, asegura.
“Hay una realidad socioeconómica que el MEC no tiene en cuenta y no se puede dejar a nadie de lado ni pretender que todos respondan por igual”, apunta Silva.
La docente es también secretaria de Mujer en la Organización de Trabajadores de la Educación (OTEP-Auténtica) y en ese sentido expone igualmente que las trabajadoras de la educación tienen más cargas sociales.
“Tienen que atender las clases virtuales a toda hora, realizar la labor doméstica y las que tienen hijos deben además educarlos”, remarca .
Sin realidad. El MEC elaboró un calendario escolar para esta cuarentena que no se ajusta a la realidad, explica. Este calendario oficial busca replicar el horario de clases sin pandemia, con un horario de inicio desde la primera hora de la mañana.
“Hoy el docente gasta de su bolsillo para copias, para comprar celulares de alta gama y atender mejor a sus alumnos, eso no se reconoce”, lamenta. Agrega que por el contrario, una de las primeras medidas del Ejecutivo ante el Covid-19 fue recortar el reajuste salarial del 16% previsto para este curso lectivo.
Expertos coinciden en que esta labor es precaria porque no obtuvieron capacitaciones ni cuentan con las herramientas necesarias. Son cerca de 80.000 maestros y 1.500.000 estudiantes encerrados en sus hogares desde entonces.
Más estrés. Carolina Cazal, psicóloga y docente de una universidad privada, confirma que se incrementan los casos de estrés en los educadores.
“Se da debido al aumento de las exigencias en todos los aspectos, laboral y económico, principalmente.
“El docente no cuenta con las herramientas necesarias para hacer frente a esta nueva situación, se le exige desde su labor una productividad para la cual ni siquiera se siente preparado y además está presente la constante amenaza de perder su trabajo”, explica la especialista. Las consultas de parte de los maestros también van en aumento.
“No tenemos la contabilidad de los casos, pero de ser dos o tres, ahora de repente se dan 5 o 6 consultas, pero esto no implica que se hayan duplicado”, menciona.
Para prevenir picos de estrés y de tensiones, aconseja que los profesores diferencien “culpas” de “responsabilidades” a la hora de encargarse de la educación en este modo virtual.
También, que traten de establecer una nueva organización de sus actividades y darse tiempo para asimilar los cambios que se dieron con esta pandemia y la forma de enseñanza - aprendizaje.
En mi caso doy también clases a la noche porque es la hora en que los padres dan el celular que llevan al trabajo. Paola Silva, docente de Lenguas.
Las tensiones y el estrés se dan debido al aumento de exigencias en aspectos laborales y económicos de las maestras. Carolina Cazal, sicóloga.