El venezolano de 50 años pensó que había dejado atrás los conflictos cuando huyó de la crisis económica y política en su país en busca de una nueva vida en Chile. Pero apenas aterrizó el domingo en Santiago de Chile se encontró con un caos similar: manifestaciones y enfrentamientos en las calles que las fuerzas de seguridad repelieron con gas lacrimógeno y camiones hidrantes.
Saqueos, vandalismo, muertes y hasta un despliegue militar en el marco de un estallido social iniciado el viernes. El toque de queda impuesto por el Gobierno dejó a Martínez y a otros miles de personas atrapadas en el aeropuerto de la capital chilena. “He pasado la experiencia en Venezuela y sé que es peligroso”, dijo Martínez, con una mezcla de resignación y ansiedad en la mirada. “La seguridad de uno vale más que todo. Una noche más no me quitará el sueño”, agregó. Y su llegada a Chile fue tortuosa: salió desde la venezolana Ciudad Bolívar a San Antonio, luego a la vecina ciudad colombiana de Cúcuta, para luego llegar a Bogotá y por último a Santiago, en un sinuoso camino para ahorrar 300 dólares.
“SITUACIÓN CRÍTICA”. El venezolano había escuchado sobre los disturbios en Chile, pero decidió seguir adelante con su plan. “En Venezuela la situación es crítica”, dijo. “Lo que uno vive es duro, no es fácil. Como yo hay miles de venezolanos que están emigrando”.
A diferencia de Martínez, que aguarda para ir a la ciudad, miles de pasajeros esperaban en el aeropuerto de Santiago con la esperanza de regresar a sus hogares: decenas de vuelos fueron cancelados, dejándolos en un limbo, haciendo filas para obtener comida e información.
Muchos improvisaron camas sobre toallas, chaquetas o sábanas para pasar la noche. Otros se recostaron sobre carros de equipaje, y algunos se hicieron de mantas que les proveyeron las autoridades del aeropuerto. AFP