EFE
La prensa oficial se hace eco de las nuevas formas de entierro que el Gobierno busca introducir en China como los entierros en el mar cuando este domingo se celebra el festival “Qingming”, en el que la tradición manda homenajear a los muertos barriendo sus tumbas o quemando dinero falso y fotografías de productos que regalar a los antepasados .
El Ejecutivo apuesta desde 1990 por la opción de que los familiares esparzan los restos de sus seres queridos desde la costa o en un barco, o depositen una urna, por la escasez de tierras cultivables, y este año diversas ciudades, entre ellas Pekín, han aumentado los subsidios hasta llegar a los 4.000 yuanes (unos USD 650).
A partir de este año, las autoridades de Pekín cubrirán el coste del viaje (a la costa), el seguro y las dietas de al menos seis familiares (antes sólo se cubría a dos), además de la compra de una urna biodegradable para realizar el “entierro” en el mar.
Un estudio publicado esta semana por la industria funeraria señalaba que las parcelas de los cementerios se habrán agotado en diez años en la mayoría de provincias.
Según datos del Ministerio de Asuntos Civiles, 9,73 millones de chinos murieron en 2013, lo que requeriría alrededor de 10 millones de metros cuadrados de tierra si todos escogieran el entierro tradicional, añade el estudio.
De momento, la arraigada tradición de enterrar a los muertos en un ataúd cerca de sus ancestros ha llevado a que se produzca una especie de “burbuja inmobiliaria” alrededor de las parcelas para tumbas, con precios desorbitados y especuladores en negocio.
