Pasó mayo, se va junio y con ellos el tiempo del florecimiento de los tulipanes holandeses. Eso es lo que, figuradamente y en el fútbol, decretó ayer República Checa, vencedora de Holanda 2-0 y clasificada así para los cuartos de final del torneo.
Es cierto que Holanda se quedó con diez al inicio del segundo tiempo en atestado Puskas Arena de Budapest, en Hungría, pero nadie les quita el mérito a los checos de justificar su superioridad en la cancha.
Tomas Holes marcó de cabeza el primer gol checo (68’) y el delantero Patrik Schick, en su cuarto tanto en la competición, uno menos que Cristiano Ronaldo, sentenció poco después (80’).
Los dos tantos llegaron cuando Holanda estaba ya con diez hombres desde el minuto 52, por una expulsión por mano del central de la Juventus Matthijs De Ligt.
“Tenía la acción bajo control. Llega la pelota y la dejo botar. Me caigo al suelo y soy empujado, lo que me obliga a ayudarme de mis manos”, se lamentó De Ligt.
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vez los checos llegaron a la final y fueron subcampeones. Fue en 1996, en Inglaterra. Cayeron ante Alemania.