27 jul. 2025

César Vallejo, en el centenario de Trilce

A cien años de la publicación de la primera edición del poemario Trilce, del escritor peruano César Vallejo, vale la pena recordar al poeta y a su obra.

Trilce, una obra que en el momento de su publicación (1922) fue incomprendida, es considerada hoy de importancia capital para la poesía universal moderna, y es conceptuada como la obra cumbre de la vanguardia poética. Aunque es sabido que la obra, que pasó inadvertida por varios años, fue escrita en una etapa especialmente dramática para su autor.

La escritora y poeta Delfina Acosta afirma que con Trilce, la poesía encontró una manera de expresar el interior volcánico del más celebrado poeta de Perú y de América.

César Vallejo (1892-1938), uno de los grandes poetas en lengua española, nació en el norte de Perú. Fue el menor de once hermanos, y sus padres, Francisco de Paula Vallejo Benites y María de los Santos Mendoza, querían destinarlo al sacerdocio. Pero estudió Medicina en Lima y cuando abandonó tanto la capital como la carrera, retomó el estudio de Letras y se graduó con una tesis sobre el romanticismo en las letras castellanas. De regreso en Lima, en 1919 dio a conocer su primer libro, Los heraldos negros, y al año siguiente cuando visitó a su familia en su pueblo natal, fue injustamente acusado de vandalismo y saqueo. Estuvo preso más de cien días: esa experiencia moldeó relatos y poemas.

En 1922, apareció Trilce, una de sus obras maestras y el resultado quizá de las circunstancias que vivió el autor en un momento muy particular. Entre los años 1918 y 1920 vivió la muerte de su madre, un fracaso amoroso y una estancia de 112 días en la cárcel de Trujillo bajo la acusación de incendio y saqueo por una represalia política.

El libro está compuesto por 77 poemas, dibujados casi todos en versos clásicos, distinguidos con números romanos, no titulados, explica Gerardo Mario Goloboff, en su artículo “Vallejo en Trilce: el retorno a las fuentes”, publicado en Cuadernos Hispanoamericanos en 1988.

“Las novedades puramente gráficas que se introducen son numerosas, como si comenzara a señalarse, ya que los elementos visuales en poesía pueden contar tanto o más que los sonoros: versos íntegramente compuestos por mayúsculas, palabras formadas con letras minúsculas y mayúsculas en forma arbitraria y en cualquier orden de colocación, uso de minúsculas para determinados nombres propios”, agrega.

EXPERIMENTAL

Para Alberto Sisa, poeta, desde las primeras páginas de Trilce, “se puede percibir la voz profunda y potente del poeta, surgida de lo más profundo de sus entrañas, de su alma sensible y sufrida, en un universo constelado de símbolos, con toda la emoción que transmite en un lenguaje sintáctico audaz, revolucionariamente poético, pero que hacen a la condición humana”.

Apunta Sisa que en Trilce, lo dulce y triste, posee una desgarradora nostalgia, una evocación, un sentir, un presentimiento, en el que su yo poético se consustancia con el dolor humano, sus alegrías, tristezas, encarnado en un lenguaje nuevo, paradojal, premonitorio, como si nada estuviera dicho.

Luz Saldívar, actriz, escritora y directora de teatro, reconoce que Vallejo es uno de sus poetas preferidos y que es un grande de la literatura universal.

“Trilce, podríamos decir que es un libro experimental, así entre comillas, y pertenece a las vanguardias literarias. Habla de la condición humana, hay juego de palabras, alteración de la sintaxis, y pienso que es como el esfuerzo que tiene que hacer el lector para decodificar lo que él quiere decir, y ese es siempre el desafío de la poesía”, apunta.

Sobre la obra indica que es un libro profundo, amplio, versátil, como todos los libros de Vallejo. “Todo lo que él escribió, escribió muchas veces desde el dolor, pero con una belleza y un simbolismo muy grande”.

Luz Saldívar explica que la poesía, por su lenguaje, es sintético, muchas veces metafórico, simbólico, alegórico, es como un ejercicio de decodificación, de buscarle el sentido. “Y finalmente cada lector le va a dar su propio sentido, por esto de la estética de la recepción, que cada quien recibe según su propio universo”.

EL TÍTULO

Goloff en su ensayo arriesga una hipótesis sobre el nombre del poemario. Se podría justificar el título por mecanismos psicolingüísticos, apunta, que habrían llevado al poeta a producir ese término construyéndolo con las dos primeras letras del nombre de la ciudad donde transcurrió la tan traumática experiencia carcelaria (Trujillo), quizás también el segmento IL, a todo lo cual se agregarían las dos primeras de su propio nombre CEsar. “Es, notoriamente, una hipótesis como tantas, si bien las coincidencias anagramáticas son acuciantes”.

Por su parte, Kenneth Brown, en la misma edición de homenaje a Vallejo publicado en Cuadernos Hispanoamericanos, dice que las palabras, fonemas, números, espacios, letras tipográficas, frases absurdas e imágenes y metáforas audaces se juntan en la poesía de Trilce para crear un “mundo poético real”. Y apunta que “en las imágenes y otros recursos estilísticos de su poesía, Vallejo se descubre como un gran poeta y hombre que goza y sufre, y que consigue expresar su amor y dolor de una manera comparable a un estado de ánimo 1922. Podemos cualificarlo no de surrealista sino de super-realista en constante contacto con su existencia”.

Hasta fines de este año, del centenario de Trilce, en la Biblioteca Nacional de Perú, una primera edición del poemario se exhibe al público, es uno de los 200 ejemplares impresos en 1922 en los Talleres de la Penitenciaría de Lima que, tras su encuadernación moderna, atesora en un impecable estado de conservación la portada original con un retrato a lápiz del poeta. La muestra Contra todas las contras: 100 años de Trilce, rinde homenaje al centenario de la publicación de la obra, que coincidió con la irrupción del vanguardismo.

“Abrió un nuevo camino a los poetas”

“Decir Trilce es como decir Hojas de hierba, obra única y magna del poeta norteamericano Walt Whitman. Con Hojas de hierba la poesía se liberó del hielo de la rima y de los versos alejandrinos, para abrirse paso al llamado verso libre. Miles de poetas se beneficiarían con la obra de Whitman. Borges lo admiraba y en sus poemas iniciales imitaba algunas pinceladas humanistas propias del poeta”, afirma la escritora y poeta Delfina Acosta.

Y apunta que, con Trilce la poesía encontró una manera de expresar el interior volcánico del más celebrado poeta de Perú y de América: César Vallejo.

“En Trilce el lenguaje adquiere un ritmo apresurado, vanguardista, a veces trágico. Es una larga interrogación, que, acaso, se divierte generando dudas. El libro es considerado como la máxima elevación de la poesía universal y moderna, pues abrió un nuevo camino a los poetas que se encontraban incómodos en las formas tradicionales de la expresión poética”.

Para Delfina Acosta, en los sentimientos de César Vallejo predomina la conciencia de la vida no abarcable con el amor ni el dolor ni el miedo ni la misma nada. #Vallejo fue, quizás, un hombre que se sintió olvidado por Dios.

Ya lo dijo en estos versos de Espergesia:

Yo nací un día que Dios estuvo enfermo, grave.

Todos saben que vivo, que soy malo; y no saben del diciembre de ese enero. Pues yo nací un día que Dios estuvo enfermo.

Si da por válida la existencia de un Dios, lo hace solo para dar pie a este verso acusador, donde culpa al supremo de sus desdichas.

Él no ha de reconocer ninguna culpa ni siquiera una mínima concesión; la culpa es de Dios”. Considera demás que el carácter sombrío, melancólico, de Vallejo, creó el clima necesario para ese poemario. “Creo, personalmente, que cada poeta es el resultado de sus pensamientos; los suyos eran una suma portentosa de relámpagos y angustias. Innovó la poesía, pero a un alto precio.

No fue muy feliz, que se sepa, si bien él sabía que su destino estaba marcado por la disconformidad. Trilce vio la luz en 1922. Su padre: César Vallejo (1892-1938)”.

Delfina Acosta