Entre ellos, rescatamos el testimonio de Norma Duarte, una de las fundadoras de Remansito Solidario, quien cerró su negocio familiar para dedicarse completamente al voluntariado, cuando vio que sus vecinos ya estaban pasando hambre. Norma se encuentra casada con Walter Espínola y es madre de cinco hijos.
“Nuestro barrio está habitado por gente que depende del movimiento en el centro y con el cierre del puente dejaron de trabajar. Son gente que vivía del día a día. Yo tengo una despensa y hasta llegué a sentir miedo de que pudieran asaltarnos por necesidad. Hablé con mi marido y otro miembro del grupo diciéndoles que teníamos que hacer algo, porque la gente está pasando hambre y no podíamos quedarnos de brazos cruzados”, relató.
“Cerré mi despensa, se fue al tacho. Gracias a Dios que ahora pudimos conseguir un préstamo para volver a levantar prácticamente de cero. La pandemia y la cuarentena obligatoria nos dejaron sin ingresos, pero nos dedicamos de lleno a las ollas populares”, afirmó.
“Este 2020 nos enseñó que hay muchas familias que realmente están en situaciones muy críticas, que tal vez mi problema o tu problema sea una hormiga en frente de ellos, que no hace falta ser persona pudiente para pasar la mano a tu semejante”, reflexionó.
EL GRUPO. Remansito Solidario había nacido en el año 2019 por causa de la burocracia de las instituciones públicas para conseguir medicamentos y asistencia. Entonces un grupo de mujeres, como Laura Duarte, Norma Duarte, Dolly Alegre, Griselda Acuña y Norma Duarte, tuvo la idea de crear una página en la red social Facebook para pedir ayuda a los internautas.
La gente no se hizo esperar y pudieron conseguir medicamentos, ropas y otras necesidades para los más vulnerables del barrio. Luego nació la idea de hacer la olla popular.
“Tuvimos la idea de publicar en el Facebook y que un familiar pueda venir a retirar en ollas las porciones, para evitar aglomeraciones. Hicimos una nota a la comisaría y enviaba una patrullera para evitar problemas. La gente se aglomeró igual. Empezamos la primera semana con cinco tachos, pedíamos donaciones y la gente se reportó de maravilla”, recuerda Norma.
La olla popular se expandió y establecieron otros siete diferentes puntos de cocción, además de las ollas delivery, que recorrían algunos sectores del barrio Remansito con las comidas cocinadas. También se amplió la cantidad de voluntarios a unas 30 personas.
2020 el año que cambió nuestras vidaS