23 ago. 2025

Celebremos la Pascua bregando por el renacer del Paraguay

Estos días nos han proporcionado el tiempo propicio para compartir con la familia, pero además para observar y examinar nuestra realidad actual. Como país estamos viviendo momentos críticos en varios aspectos, con una epidemia que está afectando gravemente a la población y nuevamente pone a prueba el sistema de salud, y a tres semanas de unas elecciones que definirán nuestro futuro. El Paraguay merece renacer y eso solo será posible con el trabajo y el compromiso de una ciudadanía que reclama mejor calidad de vida.

El Jueves Santo, el cardenal Adalberto Martínez tuvo un importante gesto: ofició una misa especial por Semana Santa en la Penitenciaría Nacional de Tacumbú, la cual contó con la presencia de reclusos y sus familiares. En medio de la celebración eucarística el religioso llevó a cabo el lavatorio de los pies a 12 reclusos del centro penitenciario, imitando el gesto llevado a cabo por el papa Francisco esa misma jornada.

Además del significativo gesto, el cardenal lamentó la situación en la que viven los internos, quienes sobreviven aglomerados y deben soportar la poca celeridad de Justicia, sin políticas públicas para su rehabilitación y su reinserción en la sociedad.

Hizo referencia de esta manera a uno de los principales problemas que tenemos como país: la Justicia. Una Justicia que, como sabemos, ha estado por mucho tiempo cooptada por grupos de poder político y económico; quienes a su antojo han manejado los procesos y con ayuda de las chicanas han obtenido impunidad. Necesitamos por lo tanto una Justicia que sea verdaderamente independiente, sin amiguismos partidarios. Vinculado a este poder del Estado se debe mencionar a una institución que ha logrado el absoluto descrédito por su pésima gestión, el Ministerio Público, del cual se espera sea capaz de investigar tantos casos de corrupción pública y lograr que los culpables reciban el castigo que dicta la ley.

El Paraguay ya no puede tolerar una Justicia que deja libre a corruptos mientras un 71,37% de la población penitenciaria masculina del país están presos sin condena, según datos del 2021.

Por otra parte, vale también mencionar una de las homilías en Caacupé, donde el obispo Ricardo Valenzuela hizo votos por que estos días de reflexión “puedan servir para iluminarnos como sociedad y país”. Y mencionó nuestra realidad nacional, que navega entre la epidemia de chikungunya, que está afectando a miles de paraguayos, así como también los actos de corrupción pública y las designaciones de EEUU a autoridades y ex autoridades. “Los grandes casos de corrupción sobre todo debilitan a las instituciones, a las organizaciones, las familias y cada persona”, señaló el obispo.

En las reflexiones de Semana Santa estuvo muy presente el momento político que vivimos, a apenas tres semanas de unas elecciones generales en las que no solamente elegiremos a un nuevo presidente y un nuevo Parlamento; dichas elecciones definirán sin dudas el rumbo futuro del Paraguay.

Sobre este tema, el obispo Valenzuela destacó La falta de entusiasmo que se ve ante las futuras elecciones presidenciales. “Lo que estamos viviendo es que no hay entusiasmo. Para mí eso indica que tenemos carencia de líderes que unan a todo el pueblo paraguayo con la credibilidad de su persona”, apuntó. No obstante y a pesar del panorama poco favorable para la participación cívica, subrayó que desde la Iglesia Católica paraguaya instan a acudir a las urnas y a los votantes a decidirse por los buenos candidatos para llevar a la sociedad y al Estado a una realidad mejor de la que se vive actualmente. “Pido a Dios que ayude, dé sabiduría, capacidad a la ciudadanía, para elegir al mejor. Y levantar un poco esta nuestra nación que urgente necesita elevar su dignidad”, enfatizó Valenzuela.

Para los cristianos, la Semana Santa describe penurias y la tragedia de un viacrucis, pero que al final culmina con una buena noticia, la resurrección. Es ese el mismo anhelo para el país, que podamos superar nuestro viacrucis de corrupción, impunidad, falta de justicia y podamos recibir las buenas noticias del renacer de un Paraguay sin pobreza ni injusticias, donde la corrupción pública sea castigada, y donde toda la población pueda vivir una vida digna.