“Son pensamientos, elucubraciones, hipótesis que uno hace sin contar con muchos elementos, pero conociendo cómo operan algunas organizaciones criminales”, dijo.
“El crimen organizado y los narcotraficantes lo que no perdonan es la traición. Respetan esas líneas, cada vez se van distorsionando un poco. Por el momento esa es la realidad. Respetan también al que no recibe dinero. Lo que no perdonan es la traición”, insistió el ex ministro.
“Creo, conociendo a ambos, ellos fueron involucrados y esa información le fue llegada al crimen organizado. A partir de allí se da este tipo de eventos”, consideró.
“Si se confirma, puede establecer otro escenario, y que hoy ya se estén dando cuenta ellos que sus víctimas no fueron los que potencialmente les traicionaron”, remarcó.
“Lo que pasa es que generalmente los operadores, ejecutores pues no piensan. Ejecutan. Es probable que alguien cercano a ellos pidió por ellos”, manifestó.
“Es un pensamiento desarrollado internamente, por el conocimiento de las víctimas. No es común que el crimen organizado atente contra personas que saben ellos son insobornables”, dijo.
Además, hizo referencia a la investigación de Sebastián Marset y Lindomar, que se frustró con el cambio del director de inteligencia del Alto Paraná.
Mencionó que le explicaron el caso al ex comandante de la Policía, pero que se mantuvo en la movida, y posteriormente ya se enteraron de que ambos investigados “volaron” del país.